"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

miércoles, 3 de abril de 2013

¡Malditos pensamientos!


Los sentimientos de tristeza dependen, más que de los sucesos en sí, de la interpretación que se hace de ellos. Si una persona está totalmente convencida de que la rechazan o es una persona fracasada, siente el mismo malestar que si el rechazo o el fracaso fueran reales aunque no lo sea. Ejemplo de una misma situación y distintas formas de interpretarlas:

Una profesora está riñendo a la clase porque todos han suspendido. Pensamientos:
- Alumno 1: Me lo merezco, no he estudiado nada
- Alumno 2: Da igual que estudie, total no voy a aprobar, soy tonto
- Alumno 3: No es justo, el examen era muy difícil
- Alumno 4: Qué mujer más cansina, a ver si se da una alegría y nos deja en paz
- Alumno 5: Bla, bla, bla, me importa cero lo que me estás contando

Y así sucesivamente. Es probable que cada alumno pensara una cosa distinta ante una misma situación. Por tanto, no todos sentirían lo mismo. Los alumnos 1 y 2 se sentirían tristes, el alumno 3 enfadado y el alumno 5 indiferente. Entonces:

¿Son las situaciones las que nos provocan malestar?  NO. Son los pensamientos que tenemos sobre esas situaciones, los que nos hacen estar tristes o felices.

¿Podemos conseguir controlar los pensamientos? SÍ. Con trabajo y práctica, se consigue :)

Pero para poder controlar esos pensamientos, es aconsejable conocer los tipos que hay y generar pensamientos alternativos. Son los siguientes:

- Inferencia arbitraria: Cuando se sacan conclusiones sin tener toda la información. Ejemplo: Mi amigo no me ha felicitado por mi cumpleaños, eso es que está enfadado conmigo. Alternativa: A lo mejor no ha tenido tiempo de felicitarme todavía o no se ha acordado.


- Abstracción selectiva: Consiste en centrarse en detalles irrelevantes mientras se ignoran aspectos importantes. Ejemplo: Un alumno saca un 9 en un trabajo y piensa: Madre mía, qué fallo más tonto he tenido, podría haber sacado un 10. Alternativa: He sacado un 9. Es una nota buenísima.


- Sobregeneralización: Se centra en sacar conclusiones generales de un hecho en particular. Ejemplo: He suspendido el examen de matemáticas. No sirvo para estudiar, no sé por qué lo intento. Alternativa: Para el próximo examen me pongo a estudiar antes y a tope desde el principio.


- Magnificación: Se concede mucha importancia a las dificultades. Ejemplo: Una persona está ayudando en la cocina, se le cae un vaso de agua al suelo y se pone muy nerviosa. Alternativa: No pasa nada, es agua, se recoge con una servilleta y se pasa el mocho.
 

- Minimización: Se infravaloran los puntos fuertes. Ejemplo: Un alumno saca una buena nota en un examen de inglés y piensa que es una nota mediocre. Alternativa: Es una nota muy buena, se nota que he estudiado mucho.


- Personalización: Se atribuye a sí mismo la responsabilidad de un suceso negativo que en realidad no depende de uno mismo. Ejemplo: Mi madre está triste porque he suspendido el examen. Alternativa: A lo mejor está triste por otra cosa, voy a preguntarle qué le pasa.


- Pensamiento dicotómico: La ley del “todo o nada”. Se clasifican las experiencias como perfectas u horribles. Ejemplo: Una persona va al cine a ver una película y no le gusta tanto como esperaba. Cuando sale, piensa que ha perdido el dinero, que ha sido aburrida y que hubiera sido mejor quedarse en su casa. Alternativa: No ha sido tan buena como esperaba pero ha hecho algo distinto y ha salido de casa.


Además, las personas tristes tienden a valorar los sucesos de la siguiente manera:
* Se fijan más en los aspectos negativos (Se fijan más en que han hecho mal un ejercicio que en los siete ejercicios restantes que han hecho bien).

* Atención a las consecuencias inmediatas (Si a la primera no sale como esperan, lo dejan. Ejemplo: Aprender a tocar la guitarra)

* Tienen metas poco realistas

* Suelen atribuir sus éxitos a causas externas (Si he aprobado es porque el examen era fácil) y sus fracasos a causas internas (La exposición en grupo ha salido mal porque me he puesto nervioso y mi parte la he dicho mal)

* Se felicitan poco por sus éxitos y, en cambio, se castigan mucho por sus errores.
 

¿Te has sentido identificad@ con alguno de estos pensamientos? ¿Te pasa a menudo? Quizá es el momento de empezar a detectarlos, a cuestionarlos y cambiarlos por otros alternativos :)