Actualizo para escribir una
entrada totalmente personal y lejos del interés común del 98% de personas que
puedan dar con este blog.
Como ya vaticiné hace varios
meses, este iba a ser un año de cambios, experiencia, de cierre de ciclos… y
así está siendo. Me dispongo a terminar la carrera de Psicología en un momento
en el que, por desgracia, los telediarios se alimentan de continuas noticias
sobre la mala economía del país, las ayudas a los bancos y el rescate de España
por parte de Europa, donde una deuda bancaria pasará a ser deuda nacional.
Cada mes la cola del paro es más
larga, la integran personas con un rango de edad imposible de acotar y la única
solución de los jóvenes para hacer algo relacionado con sus estudios es
realizar prácticas donde prestaremos unos servicios a cambio de 0€ o una
cantidad miserable.
Ante esta situación, no nos queda
más que automarginarnos de esto que nos envuelve y pensar en la suerte que
tenemos por tener dinero para estudiar en estos tiempos donde todo vuelve a ser
como antes, cuando sólo los ricos podían finalizar sus estudios.
En este estado autoprovocado
inconscientemente es en el que yo me encuentro. Feliz por graduarme, con unas
ganas tremendas de tener plaza en un máster totalmente necesario a la vez que
de pago, para hacerme un hueco en el mundo laboral fallido y pensando en
posibles rumbos como plan B o, en su defecto, como especialización de la
especialización de la especialización…
Porque no hay nada como la salud
mental. Te hace sentir afortunada en tiempos de mierda y te puede hacer sentir
inútil en momentos perfectos.