"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

domingo, 7 de octubre de 2012

Mamá, de mayor quiero ser futbolista



Escribo indignada. El barça-madrid de esta noche no ha hecho más que recordarme que, además de preveer un día de mucho trabajo, el mundo gira en torno a este deporte. Podría hablar de las fantásticas cualidades que el fútbol supone como el trabajo en equipo, la necesidad de un clima positivo, compañerismo, esfuerzo, perseverancia, potenciación de habilidades sociales en ruedas de prensa… Eso es lo que el fútbol puede aportar a cada uno que lo practica pero, ¿qué nos aporta a nosotros este fantástico deporte enormemente mediatizado y contaminado por un tipo de prensa que se centra en especular, meter presión a los equipos y jugadores, crear mal ambiente y, por qué no decirlo.. inventar? Sí queridos, que la prensa del deporte inventa es algo obvio. No es posible (en mi cerebro que parece ser raro por buscar cosas lógicas en la vida) que hablen de las expresiones de determinados jugadores durante el partido sin hablar con ellos, sin contrastar la información y dando un toque dramático y, en mi opinión, vomitivo.

“Tal jugador no puede más. La desesperación se apodera de él y se enfada con sus compañeros. Intenta lanzar a portería, pero falla, y su frustración se va haciendo más notable. Hoy no es un buen día para nuestro amigo, se maldice por la mala racha de partidos que está teniendo… ¿Qué le pasa a fulanito…?” (Todo esto con un tono muy similar a la voz en off de “Aquí hay tomate”).

Por otra parte, existen las ruedas de prensa, ese bonito sitio donde se necesitan las habilidades sociales necesarias para tratar todo tipo de temas con asertividad y educación. Por desgracia, sólo encuentras una situación totalmente mejorable donde periodistas sólo se preocupan por el ambiente “dentro del vestuario” y entrenadores que, distan mucho de dar ejemplo de educación y madurez ya no sólo a sus jugadores sino al resto de niños/adolescentes/adultos/ancianos/perros/gatos/ydemásfauna (porque aquí todo el mundo ve el fútbol). Unos (y lo digo bien, en masculino, porque ni una sola mujer forma parte de este embolao ni como jugadora ni a nivel directivo) que no se hacen cargo de sus responsabilidades y culpan a los árbitros, otros que tienen una tolerancia a la frustración al mismo nivel que un niño de 5 años y, por último, aquellos que no saben aceptar una derrota. Al fin y al cabo, hablo siempre de lo mismo, inmadurez emocional.

Para acabar, otro suceso que me llamó la atención fue cuando la selección española ganó la última Eurocopa. Encendí la televisión dispuesta a ver la celebración de la llegada a España, pues que me enfade cómo los medios traten el tema del fútbol no impide que empatice y me alegre por la recompensa al esfuerzo. Y lo único que pude ver es el nivel de ebriedad de los jugadores con el que, alguno de ellos, casi no se tenía en pie. Queridos ciudadanos, entiendo que sea un momento de felicidad, de fiesta y que tienen derecho a alcoholizarse lo que les apetezca pero… ¿Nadie pudo decirle a Ramos que no sacara el vaso de cerveza por televisión en horario infantil? ¿¿¿Nadie???

En la actualidad, se sabe que la mayor influencia de los niños son los padres y de los adolescentes el grupo de iguales/amigos. Pero yo añadiría un factor altamente influyente que se reúne en ambos grupos: Los futbolistas.

Y aun sabiendo esto ¿no nos preguntamos qué maldita educación queremos para nuestros hijos?

2 comentarios:

  1. Me alegra que sigas publicando mónica.

    Un besico!

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  2. ¡Me encanta! ¡Cuanta razón tienes!
    Hace poco me llamó un comercial de ONO para ofrecerme Gol Televisión. Como me han educado bien, le dejé que me contara todas las bondades que podría obtener con su producto, basadas, por supuesto, en el deporte "rey" de este país. Incluso llegó a hacer mención a que mejoraría mi vida social. Cuando hubo finalizado su exposición, muy cortesmente le dije: -Muchas gracias por su oferta, pero aunque parezca mentira, siendo españoles ni a mi marido ni a mí nos gusta el fútbol. Hay más deportes.
    El pobre comercial se quedó mudo. No tenía por donde continuar, porque no me estaba quejando del precio, como estará acostumbrado a que le rebatan, sino que directamente le había dicho que no me gustaba lo que me quería vender. Me lo imaginé con los ojos abiertos como platos intentando comprender como era posible que no nos gustara el fútbol. Y no sólo a mí que, al fin y al cabo, soy mujer y este es un deporte de "hombres" (por desgracia el machismo sigue latente en este país),tampoco a mi marido (¡qué traición!). Así que muy a su pesar, se despidió y colgó.

    Besos,
    Tata

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