Los sentimientos de tristeza
dependen, más que de los sucesos en sí, de la interpretación que se hace de
ellos. Si una persona está totalmente convencida de que la rechazan o es una persona
fracasada, siente el mismo malestar que si el rechazo o el fracaso fueran
reales aunque no lo sea. Ejemplo de una misma situación y distintas
formas de interpretarlas:
Una profesora está riñendo a la clase
porque todos han suspendido. Pensamientos:
- Alumno
1: Me lo merezco, no he estudiado nada
-
Alumno
2: Da igual que estudie, total no voy a aprobar, soy tonto
-
Alumno
3: No es justo, el examen era muy difícil
-
Alumno
4: Qué mujer más cansina, a ver si se da una alegría y nos deja en paz
-
Alumno
5: Bla, bla, bla, me importa cero lo que me estás contando
Y así sucesivamente. Es probable que cada alumno pensara una
cosa distinta ante una misma situación. Por tanto, no todos sentirían lo mismo.
Los alumnos 1 y 2 se sentirían tristes, el alumno 3 enfadado y el alumno 5
indiferente. Entonces:
¿Son las situaciones
las que nos provocan malestar? NO. Son los
pensamientos que tenemos sobre esas situaciones, los que nos hacen estar
tristes o felices.
¿Podemos conseguir
controlar los pensamientos? SÍ. Con trabajo y práctica, se consigue :)
Pero para poder controlar esos pensamientos, es aconsejable conocer
los tipos que hay y generar
pensamientos alternativos. Son los siguientes:
- Inferencia arbitraria: Cuando se sacan conclusiones sin tener toda la información. Ejemplo: Mi amigo no me ha felicitado
por mi cumpleaños, eso es que está enfadado conmigo. Alternativa: A lo mejor no ha tenido tiempo de felicitarme todavía
o no se ha acordado.
- Abstracción selectiva: Consiste en centrarse en detalles irrelevantes mientras se
ignoran aspectos importantes. Ejemplo:
Un alumno saca un 9 en un trabajo y piensa: Madre mía, qué fallo más tonto he
tenido, podría haber sacado un 10. Alternativa:
He sacado un 9. Es una nota buenísima.
- Sobregeneralización: Se centra en sacar conclusiones generales de un hecho en particular. Ejemplo: He suspendido el examen de
matemáticas. No sirvo para estudiar, no sé por qué lo intento. Alternativa: Para el próximo examen me
pongo a estudiar antes y a tope desde el principio.
- Magnificación:
Se concede mucha importancia a las dificultades. Ejemplo: Una persona está ayudando en la cocina, se le cae un vaso
de agua al suelo y se pone muy nerviosa. Alternativa:
No pasa nada, es agua, se recoge con una servilleta y se pasa el mocho.
-
Minimización:
Se infravaloran los puntos fuertes. Ejemplo:
Un alumno saca una buena nota en un examen de inglés y piensa que es una nota
mediocre. Alternativa: Es una nota
muy buena, se nota que he estudiado mucho.
-
Personalización: Se atribuye a sí mismo la responsabilidad de un suceso negativo que en
realidad no depende de uno mismo. Ejemplo:
Mi madre está triste porque he suspendido el examen. Alternativa: A lo mejor está triste por otra cosa, voy a
preguntarle qué le pasa.
-
Pensamiento dicotómico: La ley del “todo o nada”. Se clasifican las experiencias
como perfectas u horribles. Ejemplo:
Una persona va al cine a ver una película y no le gusta tanto como esperaba.
Cuando sale, piensa que ha perdido el dinero, que ha sido aburrida y que
hubiera sido mejor quedarse en su casa. Alternativa:
No ha sido tan buena como esperaba pero ha hecho algo distinto y ha salido de
casa.
Además, las personas tristes tienden a valorar los sucesos de
la siguiente manera:
* Se
fijan más en los aspectos negativos (Se fijan más en que han hecho mal un
ejercicio que en los siete ejercicios restantes que han hecho bien).
* Atención
a las consecuencias inmediatas (Si a la primera no sale como esperan, lo dejan.
Ejemplo: Aprender a tocar la guitarra)
* Tienen
metas poco realistas
* Suelen
atribuir sus éxitos a causas externas (Si he aprobado es porque el examen era
fácil) y sus fracasos a causas internas (La exposición en grupo ha salido mal
porque me he puesto nervioso y mi parte la he dicho mal)
* Se
felicitan poco por sus éxitos y, en cambio, se castigan mucho por sus errores.
¿Te has sentido identificad@ con alguno de estos pensamientos? ¿Te pasa a menudo? Quizá es el momento de empezar a detectarlos, a cuestionarlos y cambiarlos por otros alternativos :)
"Los individuos no son perturbados por los hechos, sino por la percepción que tienen de ellos" (Epícteto).
ResponderEliminarSin embargo, no hay que olvidar que los procesos psicobiológicos implican una doble determinación (ascendente y descendente): desde la psíquica consciente hasta las células y viceversa. Por ejemplo, un pensamiento desolador puede causar depresión, del mismo modo que la química cerebral en determinados estadios (en ausencia de neurotransmisores excitatorios dentro de los espacios sinápticos) puede provocar pensamientos desoladores. Y esto suele convertirse en un círculo vicioso.
Como en todo, hay que aprender y desaprender (que cuesta más).
Un saludo.
Cierto, es lo curioso y a la vez complicado, todo es bidireccional :)
ResponderEliminarGracias por el comentario ;)