En algunas ocasiones, los niños pueden llegar a casa después
del colegio afirmando que un niño o una niña de su clase se han metido con
ellos. Generalmente dejamos pasar esta situación porque, si son hechos
aislados, pueden ser cosas de niños y así no se genera mucha importancia
alrededor del tema. Pero, ¿qué ocurre si la crítica se hace continua y nuestro
hijo o nuestra hija nos demanda ayuda para solucionar el problema? Hoy os doy
unos pasos introductorios para abordar este tema.
Para empezar, es de vital importancia dar mucho apoyo, amor y
contrarrestar la emoción desagradable de esa situación. Hacer determinadas preguntas para evaluar
sus herramientas: ¿Qué te ha dicho? ¿Por qué crees que te lo ha dicho? ¿Qué
has hecho tú?
Como ejemplo, os cuento la historia de Pablito: Pablito llegó
triste a casa después del colegio porque sus compañeros de clase se habían
reído de sus grandes orejas. Su padre, sentó a Pablito en las rodillas y le
dijo: ¿Tú no sabes que en esta familia, además de las orejas, tenemos algo más
grande que el resto?
Con tono de humor, esta historia nos enseña cómo, reforzando los puntos fuertes del menor, es
posible conseguir que no le afecten las críticas ajenas. Cada vez que se
rían de las orejas de Pablito, éste recordará que no es lo único grande que
tiene.
Siguiendo esta historia, ante una posible crítica como “eres
raro/a”, el niño puede responder “sí, soy diferente, pero mi corazón es más
grande que el tuyo porque yo doy amor y tú no”. De esta forma, la persona que
critica se puede quedar bloqueada delante de los demás niños que,
anteriormente, reían ante todas las críticas que hacía.
Si hemos probado lo anterior pero no
surge efecto porque
el acosador o la acosadora llevan al límite las críticas, se puede aprovechar
la situación en la que el niño se queja a su madre para darle otras herramientas. Estas herramientas
son:
- Ante la crítica:
- Para
- Respira
- No llores delante del acosador
- No pegues, ni insultes, ni amenaces…
- No esperes a que el problema se resuelva solo, pasa a la acción
- Si sientes fuerzas para responder, responde con preguntas:
- ¿Por qué me haces eso?
- ¿Te he hecho yo algo?
- ¿Es que estás enfadado/a conmigo?
- Si no sientes fuerzas para responder:
- Aléjate si no te sientes seguro/a
- Ten un grupo de amigos, los acosadores no son tan valientes como parecen
- Pide ayuda a un adulto (profesores, familia del acosador, tu propia familia…)
Si, después de estas herramientas, el problema persiste, puede
ser conveniente hablar con el/la tutor/tutora para informarle de la situación,
preguntar si existe alguna medida posible a nivel del centro educativo y pedir
ayuda profesional para evaluar el estado anímico de la víctima y trabajar, si
es necesario, sus habilidades sociales.
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