"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

martes, 31 de diciembre de 2013

¿Has vividido el 2013 o el 2013 te ha vivido a ti?


Durante estas fechas he decidido cogerme unas vacaciones de dos semanas. Pero aun así, no podía pasar este día sin actualizar. Hoy es un día perfecto para hacer un resumen de todo lo que nos ha ocurrido en el 2013. Un resumen con forma de lista, redactado, con esquema, con dibujos… ¡da igual!

Es el último día del año y es un buen momento para dedicarnos un tiempo a nosotros mismos y observar. Observar lo que hemos hecho, lo que hemos logrado, dónde nos hemos atascado y si hemos sabido solucionarlo o lo hemos intentado. Evaluaciones como éstas nos permiten crecer, evolucionar, aprender, mejorar…

Volveré la semana que viene con la misma energía que en el 2013 (porque más, es imposible).

Hasta entonces, os lanzo una pequeña gran pregunta:

 

¿Habéis vivido?

 

Y como regalo de Reyes adelantado, os dejo este video a partir del minuto 6.00. Si os sabe a poco, tenéis la película entera en youtube y el libro en las librerías ;).

 

 


¡FELIZ FIN DE AÑO Y COMIENZO DEL 2014!

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Sí, te entiendo. Yo también sufro la crisis

Dadas las circunstancias económicas, políticas y sociales, los años que llevamos inmersos en una crisis de la que no salimos y viendo como las personas que pueden realizar cambios en el país ignoran las propuestas de sus ciudadanos, los españoles estamos sumidos en un estado de indefensión aprendida como nunca antes había visto tan generalizado. La indefensión aprendida consiste en ser pasivo, en no actuar ante una situación desagradable por la sensación subjetiva de que no se puede hacer nada para cambiarla. ¿Hay alguna ejemplificación más real que la vivida en España? Subidas de impuestos que no cesan, políticos que no hacen nada bueno pero se quejan como niños en el parlamento, leyes para evitar las manifestaciones, recogidas de firmas que se ignoran, políticos que roban pero están en la calle, violadores que salen de las cárceles, personas que han sido despedidas, gente en el paro que se queda sin ayudas…
 
Estamos en una época en la que muchas personas optan por el mecanismo de defensa de la evitación. Yo me hago creer que a mí no me importa esta situación y mi única ilusión es salir de fiesta, beber y jugar a la consola o al ordenador. Disminuyo mis motivaciones a la total pasividad del zapping televisivo y paso los días sin pena ni gloria. Más vale ser apático que deprimirme por la situación que me ha tocado.

Por otra parte, se encuentran las personas motivadas, con ilusiones y con ganas de hacer muchas cosas: estudiar, trabajar, montar una empresa, ser contratado, investigar… Pero para mantener esta motivación durante un largo periodo de tiempo hace falta ser muy constante y muy valiente. Nos encontramos en una situación en la que el exterior no premia por el esfuerzo. Estas personas motivadas lo intentan cada día y no reciben reconocimiento, ni clientes, ni contratos, ni dinero… Empieza una lucha entre la empatía por entender la causa de la situación que cada uno está viviendo VS la frustración por no obtener resultados a pesar del mejor esfuerzo.
 
¿Y qué podemos hacer ante esto? Entenderlo. Entender que es lo que nos ha tocado vivir y tenemos que seguir viviendo a pesar de las circunstancias. ¿Es una cabronada? Sí. ¿Tenemos la culpa a nivel individual? No. Por tanto, es normal que nos cabreemos, es normal que nos entristezcamos y que tengamos algún berrinche, pero anclarnos en esas emociones no cambiará nada y nos costará todavía más esfuerzo vivir.
 
Lo que propongo es una alternativa más valiente que la evitación o la melancolía enquistada. Propongo que nos aferremos al disfrute de la vida pensando por qué cosas o qué personas merece la pena vivir la vida. DemostrarNOS todo lo que sabemos hacer con nuestra mágica motivación hasta en estos tiempos, disfrutar de cada día con las personas que más queremos, retomar hobbies que dejamos olvidados por una vida llena de estudios u horarios laborales incompatibles con toda vida humana. Dar a los hijos todo el amor y comprensión que necesitan, olvidémonos de la idea de que los hijos necesitan cosas materiales para ser felices, necesitan amor y eso no se compra con dinero. Busca, busca todo lo que quieras llegar a conseguir sin excusarte en la dificultad para realizarlo. No hay nada más gratificante en la vida que quererse a uno mismo y valorarse, y eso se consigue sin necesidad de que culmine en un final apoteósico. Y por último, sé valiente. Sé valiente y permítete llorar o patalear cuando sea necesario pero que sea como vía para vaciar el vaso y poder empezar de nuevo.
 
Estamos juntos en esto. Nos entendemos y nos comprendemos.
 
Pero la decisión de VIVIR depende de uno mismo.

 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Mamá, papá ¿Existen Papá Nöel y los Reyes Magos?

Llega un día en el que los peques de la casa empiezan a dudar de esa magia tan intensa como es la existencia de Papá Nöel o los Reyes Magos. Estas dudas suelen ir desencadenadas por el carácter investigador de cada niño y porque un compañero o compañera de clase le ha dicho que no existen. La franja de edad depende de la evolución de cada niño. Pueden surgir preguntas de los 4 a los 6 años pero no es hasta los 6 a los 8 años cuando empiezan a estar preparados para entender que los Reyes Magos no son reales. Aun así, es normal que no lancen dudas hasta que son más mayores (entre 8 y 11 años). Una de las posibles causas es el miedo a que si descubren que no existen los Reyes Magos, se quedan sin regalos en Navidad. Es por esto, por lo que hay que tener mucho tacto a la hora de darles la noticia.
 
¿Qué pasa si nuestro/a hijo/a se hace mayor y sigue creyendo realmente en los Reyes Magos? ¿Se lo decimos? ¿No se lo decimos? Hay personas que opinan que a partir de los 11 años es aconsejable decírselo a pesar de que no presenten dudas. Por mi parte, soy de la opinión de que es positivo mantener la ilusión mientras sea posible. Ilusionarles no es mentirles. Y, en el caso de que alguien piense certeramente que se les está mintiendo, ¿por qué es diferente “mentirle” a los 2 años y a los 8? Como ya he dicho anteriormente, nuestros hijos se enterarán por muchas razones: compañeros de clase, uso del razonamiento aunque sea inmaduro, búsqueda de pistas… Por eso, debemos esperar a que nos lancen la fatídica pregunta, eso será síntoma de que están preparados para saberlo.
 
Y como los niños son impredecibles, nos pueden preguntar por la existencia de estos cuatro personajes en cualquier momento. ¿Hay alguna fecha especial para decírselo? No, pero hay una fecha que es la menos indiciada para explicarlo: La Navidad. Es una época en la que el niño o la niña todavía tienen la ilusión y son fechas muy cercanas para poder aceptar que no es lo que pensaba. Necesita un tiempo para poder macerar esa idea en la cabeza, darle forma e ir integrándola en su vida.
 
¿Y qué pasa si me lo pregunta justo en Navidad o un poquito antes? ¿Le miento? Lo ideal es responder a su pregunta con otras preguntas que fomenten su razonamiento propio. Por qué dices eso, tú qué crees… Y si, si nos pone ante las cuerdas y en estas fechas tan señaladas, le mentiría. Esta decisión es muy personal, cada uno debe hacer lo que crea correcto y considere mejor para su hijo/a. Pero esa contestación puede estar justificada con la siguiente carta que cuento a continuación.
 
Una vez ha pasado la Navidad, creemos que ya están preparados para saberlo, etc. podemos enviarles una carta por correo postal a nuestro/a hijo/a donde se explica de una manera muy bonita la verdad sobre los Reyes Magos. Puede personalizarse a la situación de cada uno. Es muy importante que los niños entiendan que se les mantuvo la ilusión porque se les quiere mucho y que ahora son lo suficientemente mayores y valientes para saber la verdad. Así, la tristeza de descubrir la verdad se calmará con la idea de sentirse mayor y merecedor de guardar un secreto muy importante, exclusivo de las personas mayores. La carta dice así:
 
Hola XXX:


Somos los Reyes Magos.

 
En realidad, lo importante no es que seamos Reyes ni Magos. Lo importante es que somos unas personas que te quieren, que saben cómo te sientes y cómo es tu corazón.
 
Sabemos tantas cosas de ti como tus padres: que te encanta el fútbol, que vas a Kárate, que tu profesor se llama Víctor y hasta sabemos que tienes una peca preciosa en el dedo gordo de tu mano derecha. Sabemos que te esfuerzas en hacer bien las cosas, que intentas no pelearte con tus hermanos (aunque a veces no lo consigas) y que muchas veces ayudas a papá y mamá. Y sabemos que tienes 7 años y medio… casi 8.
 
Ha llegado el momento de compartir contigo nuestro SECRETO. Cuando un niño deja de ser niño y se convierte en un HOMBRECITO, está preparado para guardar un secreto sin decírselo a sus hermanos menores o  a otros niños que no lo saben.
 
Pocos saben la GRAN VERDAD y los que son capaces de conocer el MISTERIO DE LOS REYES MAGOS sin decírselo a los demás. Es el momento de que lo sepas tú.
 
Nuestro gran secreto es que nosotros existimos únicamente en el corazón, en el corazón de todos los papás y mamás del mundo.

La verdad es que no existen los Reyes Magos como personas ya que no podrían vivir eternamente. Los que ponen tus juguetes por la noche mientras tú duermes son ¡tus papás! Sí, son tus padres.
 
Y mantienen toda esta ilusión de la tradición porque creen que eres un niño que se merece que sus papás le demuestren lo orgullosos que están de él.
 
Querido Alex. Tu padre y tu madre son felices porque tú existes, porque tú eres su querido hijo y no otro niño. Tus padres son felices porque disfrutan de ti, de tu manera de ser. Tienes la virtud de hacer felices a todas las personas que te quieren y eso se merece una sorpresa tan grande como la de creer en los Reyes Magos.
 
Tu hermano Enrique sabe nuestro secreto desde hace muchos años y no lo ha dicho a nadie. De él también estamos muy orgullosos, aunque a veces nos enfademos un poquito. Contamos contigo para que tú tampoco se lo cuentes a tu hermano Ignasi. Le dejaremos que crea en los Reyes Magos unos años más.

Un besito muy fuerte de parte de Papá y Mamá.



¿Supondrá esto un trauma en sus vidas? Hemos de pensar que los niños tienen una cantidad de personajes ficticios en la cabeza, los cuales a lo largo de los años, van desapareciendo por cuenta propia. Darles la información de que Papá Nöel o los Reyes Magos no existen, supondrá un cambio y quizá algo de melancolía al enterarse, pero nada más allá de lo que puedan tolerar. Recordad que, en la mayoría de los casos, son ellos los que preguntan si existen o no. En cierta parte, quieren saberlo a pesar de las consecuencias.
 
 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La influencia del apego en las relaciones adultas

En una semana en la que  en ¿Te atreves? se está hablando de la influencia de la familia de origen en cada uno de nosotros, no podía faltar una entrada en el blog sobre la importancia del apego.
 
¿Qué es el apego? Es el vínculo que se crea entre las personas más significativas para uno mismo a partir de las relaciones que se establecen entre ambas partes. Las figuras de apego son las que te hacen crecer. Por eso, a pesar de que por lo general estas figuras suelen ser los padres, en algunos casos pueden ser otras personas tales como: el/a psicólogo/a, el/la profesor/a, un familiar cercano… La forma en que nos relacionamos con nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc. son el reflejo de las relaciones que mantuvimos durante la infancia. Es por esto junto a que el ser humano es un ser social, por lo que el apego influye de manera determinante en la personalidad del adulto.
 

Su objetivo es favorecer la supervivencia, manteniendo próximos y en contacto a las crías y a los progenitores. Su función es proporcionar seguridad emocional. Ante esas personas nos sentimos seguros, protegidos y con los recursos emocionales y sociales necesarios para nuestro bienestar.


¿Hay distintos tipos de apego? Efectivamente. El apego se ha clasificado en torno a cuatro tipos diferentes:

1.      Apego seguro: Se caracteriza por una figura de referencia que brinda las dos partes más importantes en el crecimiento de un niño. El increíble combo amor + límites. Ya que una educación basada únicamente en el amor generará muy probablemente hijos tiranos y una educación en la que sólo hay límites provocará en la mayoría de los casos hijos inseguros y deprimidos. El apego seguro se basa en una interacción madre-hijo recíproca y reforzante por ambas partes. Como consecuencia, los niños criados con este tipo de apego buscan el contacto y cariño de la madre y reducen el llanto cuando su madre (por lo general) está presente, pues ésta sabe calmarle en los momentos de estrés y tristeza.
 
2.      Apego inseguro evitativo: Este tipo de apego lo llevan a cabo personas que ignoran al niño o tienden a mantenerse al margen de sus necesidades generando un vínculo similar al de una persona extraña. Estos niños/as no muestran malestar cuando su figura de apego no está presente, pero sí cuando están solos. Suelen ser sociables con los extraños pero pueden ignorarlos como evitan a su figura de apego cuando regresa.
 
3.      Apego inseguro ambivalente: Los niños criados con un apego ambivalente han tenido momentos de crisis en los que su figura significativa no ha respondido con seguridad en todos los casos. Caracterizándose por una relación en la que a veces se ha actuado generando seguridad en el niño o niña y a veces se ha ignorado su situación o no se ha respondido de manera adecuada (estrés, cansancio, enfado…). Estos casos suelen suceder cuando las figuras de apego contaminan la relación con el estado de ánimo que tienen en ese momento concreto.
 
4.      Apego inseguro desorganizado: Es una combinación del apego evitativo y ambivalente. Un bebé con este apego llorará al separarse de su figura de apego pero cuando ésta regresa no queda finalizado el problema ya que puede mostrarse enfadado, triste o indeciso aun cuando están juntos de nuevo.
 
 
¿Y cómo influye el apego en nuestra personalidad adulta? De la misma manera que los niños escapan de objetos o situaciones amenazantes buscando a su padre o a su madre, los adultos reaccionamos de una determinada manera ante las situaciones de amenaza en nuestro día a día. Esta “determinada manera” está muy relacionada con nuestra forma de reaccionar en nuestros primeros años de vida. Podemos sentirnos tremendamente angustiados ante una separación o ante la pérdida de un ser querido (apego inseguro ambivalente), podemos sentirnos fríos sin suponer un cambio en nuestro estado de ánimo (apego inseguro evitativo) o tener un sentimiento de tristeza dentro de “una media” (apego seguro).
 
 
La influencia del apego en nuestra adultez se puede observar en nuestras relaciones de pareja o de amistad.


Si una persona ha tenido una figura de apego que se ha asustado cuando ha llorado o se ha alterado cuando se ha enfadado y, además, estás reacciones las ha alternado con conductas de cariño y seguridad, es muy probable que en sus relaciones adultas se encuentre en un estado de alerta buscando cualquier indicio de respuesta negativa en los demás e interpretándola como un rechazo.


Si una persona carece de un apego seguro, su necesidad de vinculación actual será muy intensa ya sea con su pareja o sus amigos. Mostrando una actitud de dependencia para evitar el abandono, llamando la atención para saciar ese vacío y protagonizando situaciones  aparentemente infantiles, pues es su niño interior el que está sintiendo.


Por otra parte, ¿habéis escuchado alguna vez a alguna persona decir que se siente solo entre un montón de gente? En este caso, es posible que se sienta sola porque a pesar de estar rodeada de gente, carece de una figura de apego que le genere seguridad.


Y en cuanto a la pareja, ¿conocéis a alguien que quiera mucho a una persona pero no se sienta capaz de mantener una relación con ella a pesar de necesitarlo desesperadamente? Esto nos recuerda a la definición previa del apego inseguro desorganizado donde el niño lloraba o se mostraba enfadado aun estando con la madre.


Estos son algunos de los comportamientos adultos que están relacionados con el apego que experimentamos en nuestra infancia. ¿Significa esto que por estar influidos por experiencias tempranas no podemos cambiarlo? Definitivamente NO. Para empezar, el mero hecho de concienciarnos de nuestra forma de relacionarnos a menudo inconsciente, ya supone un gran cambio en nosotros. Si estáis interesados en este tema os recomiendo leer a los grandes John Bowlby y Peter Fonagy. Si queréis trabajarlo de manera más profunda… nos vemos en terapia ;)