Llega un día en el que los peques de la casa empiezan a dudar de esa
magia tan intensa como es la existencia de Papá Nöel o los Reyes Magos. Estas
dudas suelen ir desencadenadas por el carácter investigador de cada niño y
porque un compañero o compañera de clase le ha dicho que no existen. La franja
de edad depende de la evolución de cada niño. Pueden surgir preguntas de los 4
a los 6 años pero no es hasta los 6 a los 8 años cuando empiezan a estar
preparados para entender que los Reyes Magos no son reales. Aun así, es normal que no lancen dudas hasta que son
más mayores (entre 8 y 11 años). Una de las posibles causas es el miedo a
que si descubren que no existen los Reyes Magos, se quedan sin regalos en
Navidad. Es por esto, por lo que hay que tener mucho tacto a la hora de darles
la noticia.
¿Qué pasa si
nuestro/a hijo/a se hace mayor y sigue creyendo realmente en los Reyes Magos? ¿Se lo decimos?
¿No se lo decimos? Hay personas que opinan que a partir de los 11 años es
aconsejable decírselo a pesar de que no presenten dudas. Por mi parte, soy de
la opinión de que es positivo mantener la ilusión mientras sea posible.
Ilusionarles no es mentirles. Y, en el caso de que alguien piense certeramente
que se les está mintiendo, ¿por qué es diferente “mentirle” a los 2 años y a
los 8? Como ya he dicho anteriormente, nuestros hijos se enterarán por muchas
razones: compañeros de clase, uso del razonamiento aunque sea inmaduro,
búsqueda de pistas… Por eso, debemos esperar a que nos lancen la fatídica
pregunta, eso será síntoma de que están preparados para saberlo.
Y como los niños son impredecibles, nos pueden preguntar por la
existencia de estos cuatro personajes en cualquier momento. ¿Hay alguna fecha especial para decírselo?
No, pero hay una fecha que es la menos indiciada para explicarlo: La Navidad.
Es una época en la que el niño o la niña todavía tienen la ilusión y son fechas
muy cercanas para poder aceptar que no es lo que pensaba. Necesita un tiempo
para poder macerar esa idea en la cabeza, darle forma e ir integrándola en su
vida.
¿Y qué pasa si me
lo pregunta justo en Navidad o un poquito antes?
¿Le miento? Lo ideal es responder a su pregunta con otras preguntas que
fomenten su razonamiento propio. Por qué
dices eso, tú qué crees… Y si, si nos pone ante las cuerdas y en estas fechas
tan señaladas, le mentiría. Esta decisión es muy personal, cada uno debe hacer
lo que crea correcto y considere mejor para su hijo/a. Pero esa contestación
puede estar justificada con la siguiente carta que cuento a continuación.
Una vez ha pasado la Navidad, creemos que ya están preparados para
saberlo, etc. podemos enviarles una carta por correo postal a nuestro/a hijo/a
donde se explica de una manera muy bonita la verdad sobre los Reyes Magos.
Puede personalizarse a la situación de cada uno. Es muy importante que los
niños entiendan que se les mantuvo la ilusión porque se les quiere mucho y que
ahora son lo suficientemente mayores y valientes para saber la verdad. Así, la
tristeza de descubrir la verdad se calmará con la idea de sentirse mayor y
merecedor de guardar un secreto muy importante, exclusivo de las personas
mayores. La carta dice así:
Somos los Reyes Magos.
¿Supondrá esto un
trauma en sus vidas? Hemos de pensar que los niños tienen una cantidad de personajes
ficticios en la cabeza, los cuales a lo largo de los años, van desapareciendo
por cuenta propia. Darles la información de que Papá Nöel o los Reyes Magos no
existen, supondrá un cambio y quizá algo de melancolía al enterarse, pero nada
más allá de lo que puedan tolerar. Recordad que, en la mayoría de los casos,
son ellos los que preguntan si existen o no. En cierta parte, quieren saberlo a
pesar de las consecuencias.
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