La
disfunción eréctil como cualquier otro tema sexual es un tabú entre la
sociedad. Todo el mundo cree saber suficiente sobre la sexualidad pero, ¿sabemos realmente lo que es la disfunción
eréctil?
La
disfunción eréctil (DE) es la dificultad o incapacidad de lograr y/o mantener
una erección suficiente como para iniciar, mantener y terminar el coito.
Las
dificultades esporádicas debidas al consumo de alcohol, cansancio, estrés
pasajero, etc. no se consideran parte de la disfunción eréctil porque la
situación problemática se soluciona cuando se modifican estos hábitos de vida. El
problema viene dado, en determinadas ocasiones, por el desconocimiento de la
gente de esta información. Piensan que
una dificultad esporádica es sinónimo de DE y se presionan psicológicamente,
hecho que mantiene la situación problemática.
Su origen
puede ser biológico, psicológico o mixto. Se considera DE psicógena cuando el
origen se da únicamente o de forma predominante por factores psicológicos o interpersonales.
La DE tiene un gran impacto
psicológico y emocional tanto en el varón afectado como en la pareja. A lo largo de la vida, se le ha
atribuido una importancia notable a la rigidez del pene, relacionándola con la
calidad de la erección y el disfrute de las personas que realizan el coito.
Los varones que padecen DE se sienten
frustrados, desanimados, preocupados y desesperados, lo que les lleva a
experimentar un estado de estrés agudo. Por estos motivos, entre otros, suelen disminuir
progresivamente las relaciones sexuales y esto empeora la situación. Al
disminuir el número de relaciones sexuales pierden intimidad, el deseo sexual,
el interés por el contacto físico y, si tienen pareja, se puede producir un
deterioro del vínculo amoroso. La DE también puede afectar a la pareja al ver
cómo el varón va perdiendo confianza y autoestima.
Hay algunos pacientes que se niegan a
sí mismos la existencia del problema, por lo que se retrasa la visita a los profesionales
pertinentes y agrava las consecuencias relacionales.
¿Por qué puede aparecer la DE? Entre otros motivos, puede que el varón haya tenido algún
episodio de pérdida de la erección anteriormente. Más adelante, cuando la
pareja le demanda actividad sexual, él recuerda el suceso anterior y se preocupa
por la posibilidad de que vuelva a pasar, de que “vuelva a fallar”. Como está
centrado en el problema, no atiende a los estímulos eróticos, por lo que se
pone más nervioso y pierde o no consigue la erección una segunda vez. De esta forma, el problema se puede
mantener hasta que el paciente pide ayuda profesional.
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