Con la
llegada de las vacaciones escolares, la vida familiar cambia tanto para los
menores como para los adultos. Si toda la familia está de vacaciones, tienen
una mayor posibilidad de realizar actividades en común y aprovechar para
descansar. Es importante que tanto niños
como adolescentes y adultos, noten una diferencia con respecto a sus rutinas
académicas y laborales. El descanso es totalmente necesario.
Durante las vacaciones, es muy probable que los hijos
quieran quedar con sus amigos para pasar su tiempo libre en compañía. Es
entonces cuando cobra importancia la
hora de llegada a casa.
Si los niños
y, sobre todo, los adolescentes sienten que sus padres les vigilan y están
pendientes de su actitud en todo momento, puede que desarrollen una actitud de
rebeldía y hostilidad. Para evitar esta actitud, podemos permitirles un margen de decisión en sus actividades diarias y,
especialmente, durante sus vacaciones. De esta forma, discutirán menos, se
sentirán más libres y a la vez más responsables. Esta responsabilidad les genera una autoconfianza que viven de forma
muy positiva y, en un futuro, tendrán un mayor abanico de recursos para
tomar las decisiones del día a día.
Si, en algún momento, el niño o
adolescente no respeta la hora de llegada, no debemos
ser tremendistas y pensar que no podemos confiar más en él o ella o castigarle
sin más. Es aconsejable que, en
lugar de que se lleve a cabo el castigo, se
tenga una conversación con el menor para preguntar por qué lo ha hecho y
recordándole que había hecho un pacto como una persona responsable y esperábamos
que lo cumpliera como tal. Más tarde, se
le podría dar otra oportunidad. Si tras una oportunidad, se observa en el
niño una actitud negativa, se podría plantear el castigo siempre y cuando se
volviera a conversar con él previamente.
Poner una hora de llegada ideal es
complicado. Hay que tener en cuenta distintos factores: dónde se vive, el tipo de barrio,
la comunicación a casa mediante transporte público, la claridad en verano en
contraposición a la oscuridad del invierno, las costumbres familiares, etc. Por
lo que, fijarnos en el horario que otros
padres han acordado con sus hijos no es suficiente. No debemos dejarnos
llevar únicamente por el criterio de otros padres ya que estos pueden fijar el
horario en base a otros factores distintos.
Otro aspecto importante en cuanto al horario en vacaciones, es la hora de despertar. Si queremos
que nuestros hijos realicen algunas actividades bien sea en casa o al aire
libre, de ocio o responsabilidades, es conveniente que les motivemos a
despertarse a una determinada hora, habiendo llegado a un acuerdo con el menor.
Recordad que es muy importante encontrar el equilibrio entre la pasividad de despertarse
a la hora de comer y el esfuerzo continuo de ir de tarea en tarea sin poder
dedicarse a jugar y descansar. No debemos olvidar que las vacaciones, al fin y al cabo, son para eso.
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