Hace unos años, escribí un post relacionado con la existencia
o no de los Reyes Magos donde os exponía una carta que podías leer a vuestros
hijos para suavizar la realidad sobre los Reyes Magos. Podéis recordarlo pinchando
aquí.
En la actualidad, están surgiendo muchos artículos sobre la
inconveniencia de contribuir en esta tradición. No soy quien para criticar esa
nueva corriente pero por mi parte, de momento sigo creyendo en la ilusión infantil con
respecto a ese tema, en que son los padres y las demás figuras de referencia
los que deben dar el amor incondicional y no los Reyes Magos y en lo rápido que
se reponen tras la noticia sin suponer un trauma.
Durante esta semana, es posible que los niños hablen de las
cosas que les han traído los Reyes Magos y Papá Nöel durante las vacaciones. Es
entonces cuando puede que algunos niños intenten hacer creer a los demás que
los Reyes Magos no existen. Por eso, por las posibles dudas que puedan tener
vuestros peques, os dejo otra carta en forma de historia para quien la quiera
utilizar.
“- Mamá, mamá… mis amigas del cole dicen que los Reyes Magos
son los padres, ¿es verdad?
La madre de Maria sonríe, le da un beso y le dice:
- Mira María… Tengo que enseñarte
algo que guardo en este cajón desde hace X años.
Su madre saca del cajón un sobre
blanco. Lo abre y le dice a María:
- Esta carta la recibimos en casa el
día en que naciste. Es una carta escrita por los Reyes Magos y que nos piden
que les hagamos tres favores. ¿Quieres que te la lea?
- ¡Sí mamá, por faaaavor!
Apreciado papá y apreciada mamá de
María, somos los Reyes Magos. Sabemos que acaba de nacer María. Es un niña
preciosa que os va a hacer muy felices a los dos. Ya sabéis que cada 6 de enero
nosotros vamos en silencio a casa de todos los niños y les dejamos unos
regalitos para celebrar el nacimiento del niño Jesús y para decirles lo
orgullosos que estamos de ellos. Pero a partir de ahora no podremos hacerlo
porque estamos muy viejecitos y cada vez hay más y más niños en este mundo. No
podemos ir a casa de todos. Además, ayer me caí del camello y me rompí el brazo
(soy Melchor); Gaspar es muy lento porque camina con la ayuda de un viejo
bastón y Baltasar, ¡nuestro viejecito Baltasar!, se olvida siempre de dónde
tiene la lista de los regalos. Como ves, ya estamos muy mayores y necesitamos
pediros tres favores muy importantes:
1er favor: Que nos ayudéis a poner
los regalos a los niños. Cada padre y madre harán nuestro trabajo el día de
Reyes: leerán las cartas de sus hijos y, con la misma ilusión que la nuestra,
les pondrán los regalos como si fuéramos nosotros. Así todos los niños del
mundo tendrán sus regalos y nosotros podremos descansar y ver, desde lo lejos,
sus caritas de alegría.
2º favor: Como esto es un gran
secreto, no se lo podréis decir a María hasta que cumpla los X años. Cuando
tenga esta edad, ya será mayor y sabrá guardar este secreto. Los niños pequeños
no deben saber que nosotros ya no podemos poner los regalos y que son los
padres los que nos ayudan porque sino… ¿dónde estará la magia? El secreto se ha
de decir solo a los niños responsables, a los que ya pueden entender que
nosotros les queremos mucho y que por eso pedimos ayuda a sus padres, las
personas que más los quieren a ellos.
3er favor: Algunos padres que nos
ayudan están enfermos o no tienen dinero para comprar regalos a sus hijos. Y
también hay niños que no tienen la suerte de tener dos papás. Por eso,
necesitamos que vuestros hijos se conviertan “un poquito” en Reyes Magos y
compartan algunos regalos con los niños que no tienen tanta suerte como ellos.
Nada más. ¿No es demasiado, verdad?
Cuando María te pregunte quiénes son los Reyes Magos léele esta carta.
Entenderá por qué nosotros hemos confiado en vosotros para hacer nuestro
trabajo: porque sois las personas que más lo queréis en el mundo y que mejor
pueden ver su enorme y bondadoso corazón de perla.
Melchor, Gaspar y Baltasar”
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