Esta semana os traigo el resumen de una entrevista muy interesante.
Por fin los medios empiezan a hacerse eco con justificaciones
científicas a cerca de las consecuencias negativas del “boom” de
diagnósticos y tratamientos farmacológicos del Trastorno por Déficit de
Atención e Hiperactividad.
Ante todo, no soy investigadora y no puedo afirmar que una corriente
de pensamiento es cierta y otra no. Pero estoy totalmente de acuerdo con
la idea de que tanto “boom” repentino es algo extraño y aparenta una
posible moda que infla diagnósticos como en su día lo fue el entonces
llamado Síndrome de Asperger, y que
solo si leemos diferentes opiniones, podremos formarnos una idea más objetiva y racional.
Robert Whitaker es periodista e investigador y ha publicado un libro titulado
Anatomy of an Epidemic (
Anatomía de una epidemia)
que ya ha sido traducido al español y ha recibido diversos
reconocimientos, entre ellos finalista del premio Pulitzer y el premio
al mejor trabajo de investigación de 2010 por la Investigative Reporters
and Editors pot su libro.
En esta entrevista, Robert Whitaker afirma que
la creación del TDAH coincide con el hecho de que ya se había empezado a dar estimulantes a los niños en el 1970 pero necesitaban un diagnóstico y así no tener que hacerlo
fuera de las aplicaciones médicas. Con un diagnóstico, se podría justificar lo que habían empezado y así empezó a formarse la historia biológica del trastorno.
Los
profesionales concluyeron que, como la medicación aumentaba la
dopamina, la causa del TDAH era la consecuencia de bajos niveles de
dopamina. De esta forma, se aceptaba el trastorno como algo
válido, se creía que estaban aprendiendo sobre la biología del trastorno
y además se concluía que la medicación funcionaba.
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