¿Qué es una caricia? No, no necesariamente se refiere a una caricia física como todos conocemos. Antes de definir el término de
caricias, os voy a presentar la siguiente situación que nos exponen Ian Stewart
y Vann Joines en el libro “AT Hoy: Una nueva introducción al Análisis
Transaccional”:
Imaginad
que vais por la calle, veis a un vecino que viene en la otra dirección y cuando
os cruzáis vosotros sonreís y decís: ¡Qué buen día! Y vuestro vecino os sonríe
y os dice: ¡Sí que lo es, sí!
Aquí,
vuestro vecino y vosotros habéis intercambiado caricias, porque una caricia se define como una unidad de
reconocimiento. Es lo que otras corrientes conocen como Refuerzo del Comportamiento.
Generalmente,
no damos importancia a estos momentos pero ahora imaginad la misma situación
aunque algo diferente. Vais andando, os cruzáis con el vecino, le decís: ¡Qué
buen día! Y el vecino no responde nada y pasa de largo como si no os hubiera
visto. ¿Cómo os sentiríais? Podéis enfadaros con él, desconcertaros, poneros
tristes… ¿Qué hacen algunos niños cuando
se enfadan? Te dicen “ya no te ajunto” y dejan de hablarte.
Esto es un
ejemplo muy simple pero muy claro de que las
personas necesitamos caricias y si no las sentimos, nos sentimos privados de
ellas. Y por eso esta razón, escribí el post de “¿Y si fuera invisible?”
hace dos semanas (todo, amigos míos, tiene un por qué en este blog).
Y ahora que
ya sabemos lo importante que son las caricias, paso a comentaros que hay diferentes tipos. Pueden ser verbales (un elogio), no verbales (una sonrisa), agradables (ir al cine), desagradables (un castigo), positivas (escucha activa) y negativas (una bofetada).
También
pueden ser incondicionales como un “te
quiero” o “te odio” o condicionales.
Las caricias condicionales son las más frecuentes en el ámbito educativo: “qué
bien lo has hecho”, “enhorabuena por aprobar el examen”, etc.
Algunas personas tienen la costumbre
de dar caricias que empiezan sonando positivas pero tienen una “pullita”
negativa al final. Ej.
Puedo ver que entiendes esto, más o menos. A esto se le llama caricias falsas. Te dan algo positivo
pero luego te lo quitan.
También existen personas que son muy
liberales para repartir caricias positivas pero no lo hacen de forma sincera. Ej. ¡Qué alegría verte! (En realidad
quería cruzarse de acera pero le ha sido imposible). Estas caricias se llaman caricias
de plástico.
Por el lado
contrario, otras personas tienen
problemas para dar cualquier tipo de caricia. Estas personas vienen de familias en las que las caricias
positivas eran escasas.
En el post
de la semana pasada donde os contaba El Cuento de las Pelusas Calientes,
se muestran diferentes tipos de caricias y cómo nos dedicamos a darlas con
cuentagotas.
En cuanto a
las caricias, todos tenemos nuestras
preferencias. Muchos de nosotros tenemos ciertas caricias a las que estamos
acostumbrados a recibir y otras que nos resultan extrañas porque no estamos
familiarizados con ellas.
Imaginad la
siguiente situación: Cuando era pequeño,
quería que mi madre me diera grandes abrazos pero en raras ocasiones lo hizo.
Pueden ocurrir varias cosas:
-
Que pida muchos abrazos por esa falta que tuve durante
tantos años
-
Que, inconscientemente, anule mi
deseo de abrazos. Si
me hago creer que no me gustan los abrazos, evito el daño que me supone estar
falto de ellos.
Además, los diferentes tipos de caricias siguen un
orden concreto:
En un primer lugar, esperamos Caricias Incondicionales Positivas que nos hagan saber que se nos
quiere tal y como somos pero, si no se
consiguen, pasaremos a buscar Caricias
Condicionales Positivas haciendo lo que se espera de nosotros (aspecto muy
importante en las personas que tienen un elevado perfeccionismo). Si, aunque hagamos todo lo posible para
que nos acaricien o refuercen, tampoco
conseguimos nuestro objetivo, nos comportaremos inadecuadamente (Caricias Condicionales Negativas) para
que nos llamen la atención y, aunque sea de forma negativa, nos hagan saber que
están pendientes de nosotros. Por
último, en casos más graves y como último intento desesperado de recibir
caricias, haremos todo lo posible para conseguir Caricias Incondicionales Negativas.
Las caricias positivas con los niños
y, sobre todo con los adolescentes, son muy importantes ya que si no las reciben, buscarán
formas para recibir caricias de carácter negativo.
Por último,
recordad que:
Si nadie volviera la vista cuando
entramos, contestara cuando hablamos o si a nadie le importara lo que decimos,
si las personas a las que nos encontramos nos hicieran el vacío y actuaran como
si no existiéramos, no tardaría en invadirnos una desesperación furiosa e
impotente y, en comparación, la tortura física más cruel sería un alivio (William James)
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