"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

miércoles, 25 de febrero de 2015

Mi bebé de 3 a 6 meses


Durante el primer año de vida, las personas aprendemos más que en el resto de nuestra vida. Entre los dos y tres meses, el bebé empieza a sonreír como respuesta a la persona que se encuentra delante de él y, a los tres meses, la memoria empieza a jugar un papel importante en su vida.
A esta edad, el bebé ya distingue bien las cosas que le gustan de las que no y hará, mediante el llanto, que nosotros aprendamos también a distinguir esas cosas. Los adultos que le rodean deben tener grandes dosis de paciencia y comprensión puesto que el mundo del bebé se manifiesta en blancos y negros, amor y rechazo, afecto y rabia… y solo con la tolerancia de los adultos, el bebé aprenderá a manejar estos sentimientos. Es muy importante que el niño crezca con la seguridad de que la rabia que siente tiene una medida concreta aunque él no la conozca.
Como, por lo general, el bebé pasa más tiempo con la madre durante su baja, es muy importante que se faciliten momentos para que el padre disfrute del bebé de manera individual y en familia. Una forma de conseguir una relación más estrecha padre-bebé, es dedicar algunos momentos para estar con el bebé los tres juntos. Estos momentos pueden ser a la hora del baño, el momento de acostarlo o incluso, cuando ya está dormido, que la pareja piense en común a qué es debido que un día haya tenido mejor humor que otro.
¿Qué hago si el bebé tiene un hermano o hermana mayor? En primer lugar, aceptar que los celos son inevitables. El hermano o la hermana mayor querrá al bebé casi tanto como tú pero, en otras ocasiones, se sentirá desplazadx con una enorme lógica ya que, los cuidados que precisa un bebé de 3 a 6 meses ocupan casi todo el tiempo de un adulto, de un niño, de una mascota y de todo lo que le rodea. Por tanto, es más que aconsejable entender la situación y que ellos sepan que les entendemos.
Pero no todo es catastrófico con respecto a este tema. A pesar de los celos, es llamativo el interés que los hermanos y hermanas mayores despiertan en el/la pequeñx. Se les puede hacer ver que es un orgullo ser el/la mayor, que le imitan porque le encanta como es y quiere parecerse (no aconsejo decir frases como “quiere ser igual que tú”). Es importante recordar que cada niño es diferente y hay que desarrollar las capacidades que cada uno desea y necesita porque las necesidades, incluso las de protección, son diferentes. Un bebé necesita de estimulación por parte de adultos y de hermanos mayores pero también necesita tranquilidad y que se les proteja de estímulos muy intensos. Un niño de 3 o 4 años, por ejemplo, todavía no controla adecuadamente sus sentimientos y necesita ser protegido por sus padres  de la posibilidad de molestar excesivamente.
A los cuatro meses aproximadamente, se da un gran cambio. Empieza a coordinar sus movimientos con la vista y empieza a coger los objetos que tiene cerca. A los seis meses ya se mantiene sentado sin ayuda y aparecen los primeros juegos entre estas dos edades como el “cucú, trastrás”, el juego de desaparecer y aparecer detrás de las manos. También juega a abrir y cerrar los ojos y el mundo de los sonidos cobra más importancia que nunca. El bebé deja caer los objetos y escucha el sonido que hace al golpear en el suelo. Este hecho le permite vencer el miedo a otros sonidos que él no controla.
En esta época, empieza a hacer algo que los riñones de todx cuidador/a que le acompaña viven con miedo. Es el momento en el que tiran sus juguetes al suelo esperando a que un adulto se lo vuelva a dar. ¿Supone esto que estamos ante un mini-tirano que nos esclaviza con menos de un año? No. Con este juego, los niños aprenden a tener esperanza en que lo que se aleja o se pierde de su campo de visión, puede volver a aparecer. De esta forma, la ansiedad y la sensación de peligro que experimentaban con estos sucesos, va disminuyendo poco a poco.
En la siguiente foto os dejo el desarrollo, a nivel general, de los bebés durante su primer año de vida.


Y para terminar, una fuerza puramente emocional me impide no enseñaros unas fotos de mi sobrino Raúl de 5 meses.




*Información extraída del libro “La Educación de Nuestros Hijos” dirigido por Josefina Aldecoa.

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