"Según cifras internacionales el 18% de adolescentes se han autolesionado alguna vez en la vida pero el tabú de la autolesión hace difícil su reconocimiento. A pesar de ello esta conducta se viene conociendo desde hace más de 100 años y surge en la persona sin necesidad de haberla observado en otros o de tener conocimiento de ella.
¿Qué es la autolesión?
La autolesión, lejos de darse con intención suicida, ocurre cuando uno mismo se lesiona de forma intencional, repetitivamente y no es culturalmente aceptable. Es decir, cuando uno se corta, se quema, se golpea, etc. ¿Para qué? Para manejar emociones que se hacen intolerables, que no ha podido expresarlas, ni manejarlas de forma apropiada. Sobre todo son emociones negativas como la soledad, la angustia, el miedo, la tristeza, el enfado o la culpa.
Es decir, es una forma de manejar las emociones que no se saben identificar, ni expresar ni controlar. La autolesión enmascara el dolor y evade la emoción. Por lo que reduce el sufrimiento emocional durante un corto espacio de tiempo. Por eso la autolesión se puede considerar un síntoma de un problema emocional que no se ha expresado.
Ese problema emocional seguirá existiendo, porque la autolesión tan solo lo oculta, lo evade y no lo resuelve. Es por eso que la próxima vez que esta persona tenga una emoción negativa muy fuerte volverá a repetir la conducta autolesiva y continuará con ese ciclo una y otra vez.
El hecho de sufrir mucho o encontrarse en un estado emocional muy intenso no significa que a cualquier persona le surjan ganas de autolesionarse, seguramente será lo contrario. De hecho todos pasamos por emociones parecidas. Será la predisposición (falta de habilidades de afrontamiento, impulsividad, etc.) de la persona y sus experiencias (ambientes de invalidación, traumas, etc.), las que harán surgir la autolesión como una estrategia de afrontamiento de situaciones consideradas como insoportables.
¿Cómo se detecta?
Es difícil saberlo a menos que lo diga quien se autolesiona. Se pueden encontrar varias pistas. Por ejemplo que la persona se aísle, que no pueda compartir sentimientos como la tristeza o que tenga dificultad para manejar la impotencia puede indicar que no es capaz de expresar o manejar su dolor emocional. Puede que para manejar ese dolor, se esté apoyando en conductas de autodaño, entre ellas la autolesión. Cabría destacar un cambio de carácter más depresivo o irritable o esconder partes corporales que antes no escondía como los brazos. Pero esas no son conductas exclusivas de la autolesión, de hecho se parecen mucho a los cambios propios de la adolescencia. No podrás saber con total seguridad qué le ocurre si esta persona no te lo dice o no lo tratas con ella.
Pero imagínate que te cortas, se lo cuentas a tu esposo o a tu profesor y se enfada o te trata de loca. Después de lo difícil que fue contarlo ¿Se lo contarías a alguien más? El 85% no se lo han contado a un conocido. Se mantiene en secreto por el miedo al rechazo. Será raro si lo comentan en el mismo ambiente de invalidación que ha facilitado la autolesión. Si la familia tiene ese ambiente, no lo contará precisamente en familia. Es por eso que si lo cuentan, se lo dirán a sus amigos o a un maestro, alguien en quien confiar.
Si quieres saber si una persona cercana a ti se está autolesionando, la mejor forma es ser comprensivo, cariñoso, tranquilo y no juzgar, mostrarte disponible, y por supuesto, ¡no negarlo o castigarlo por expresarse emocionalmente! La autolesión cumple una función de control sobre el propio cuerpo y de la expresión emocional, por lo que actos que sean considerados una violación de su intimidad (revisar el cuerpo en busca de heridas o mirar su historial web) o de retirada por parte de otros de su autonomía personal, propiciará la autolesión.
¿Cómo se supera?
La ayuda puede venir desde varios lugares a la vez: un allegado, la propia persona que se autolesiona y/o un profesional de la salud mental.
Si un ser querido se autolesiona, lo primero que podemos hacer para ayudarle es con 3 herramientas: información, empatía y oídos. Si tenemos mala información, o empatizamos negando el problema no ayudaremos. Así que tenemos que conseguir buena información de profesionales, tenemos que manejar las reacciones negativas y que no nos van a ayudar a acercarnos a quien se autolesiona, y tenemos que saber cómo poner nuestros oídos, como abrirnos a escuchar y abordar el tema. La persona que se autolesiona llevará algún tiempo autolesionándose, tomate tu tiempo para equiparte bien. Recuerda que las heridas son un reflejo del sufrimiento emocional y que son las emociones y su afrontamiento el núcleo del problema. No la propia herida. Habla con la persona pero recuerda que si se encuentra en esta situación es por lo complicado que le resulta tratar emociones, por ejemplo hablándolas. Para ello sería conveniente apoyarse en profesionales y otras personas que entiendan esta situación. Genera un clima de confianza sin juzgarlo, sin pedir explicaciones (probablemente ni él sepa porqué se comporta así) y anímale a expresarse sin presiones.
Si te autolesionas, decirte que sí se puede vivir sin autolesión como lo hace la gran mayoría de las personas. Para dejarlo necesitarás prepararte y reflexionar. Es muy normal que no quieras abandonar esta conducta porque es la única forma que tienes de manejar tus emociones. Es por eso que es necesario entender por qué te ha servido hasta ahora para enfrentar tu sufrimiento emocional. Lo siguiente sería crear mejores condiciones para que puedas empezar a pensar en una vida sin autolesión, por ejemplo una sería hacerte con una red de apoyo emocional sólida de amigos, de familiares o de profesionales. Puede parecer mucho trabajo pero no se hace de golpe. Estos pasos se dan poco a poco y cada vez te sientes mejor y los pasos son más grandes hasta que llega un momento en que se hace mucho más fácil manejar esas emociones que antes no sabías controlar y que tanto sufrimiento te daban. Ya no tendrás las consecuencias negativas de la autolesión y además el sufrimiento por esas emociones no serán tan grande.