"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

miércoles, 15 de julio de 2015

Los deberes en verano

¿Debe mi hijo hacer deberes durante el verano? ¿Debe aprovechar las vacaciones para disfrutar todo lo que no ha podido durante el curso? ¿Debe quedarse en casa trabajando en todo lo que va más flojo para adecuarse al ritmo de la clase?




Al final de curso, los niños reciben las tareas que deben llevar completas en septiembre. En algunos casos, son unas cuantas fichas para todo el verano. En otros, un librito de vacaciones de cualquier marca y, en otros, un sin fin de ejercicios y varios libros.

Ante todo, yo soy partidaria de que los niños disfruten y aprendan, por lo que un equilibrio entre trabajo y ocio lo considero la mejor opción. ¿Utopía? No, es totalmente posible.  

Realizar diversos ejercicios diarios permite que los niños vayan repasando y fortaleciendo los contenidos que han dado durante el curso a la vez que la rutina les permite crear un hábito de estudio que deberán mantener cuando empiece el siguiente curso (por lo general, algo más intenso que el anterior). ¿Significa esto que deben pasar en su escritorio 3 o 4 horas diarias para no "hacer el vago" durante el verano? Decididamente no.  

Los niños necesitan descansar, divertirse, jugar, aprender de sus experiencias para motivarse y conseguir que eso que han aprendido durante el verano se les quede en la memoria a largo plazo. No todo en la vida es memorizar contenidos. El aprendizaje es saber estar en grupo y no ceder a las presiones que pueden hacernos sentir mal, el aprendizaje es hacer la compra y saber cuántos productos puedo comprar con un determinado dinero, el aprendizaje es conocer nuestras emociones y saber expresarlas así como entender las emociones ajenas, el aprendizaje es saber resolver diferentes problemas que no siempre consisten en saber cuántas manzanas le quedan a Juan si se ha comido 2 y tenía 5.

Entonces ¿Qué hacemos? Cuando trabajo en consulta aspectos psicopedagógicos, elaboro un calendario mensual de julio y otro de agosto donde equilibro las tareas que pide el colegio con los procesos que yo trabajo. Si nos organizamos nada más terminar el curso, con una hora diaria es suficiente para cumplir los objetivos (si hablamos de Primaria) y estamos enseñando al niño o la niña a familiarizarse con la organización y la planificación. Puesto que el trabajo solo ocupa una hora diaria, nunca impongo a qué hora deben empezar. Ellos deben elegir cuál es la hora en la que rinden más y, cuando la descubran, intentar hacerlo siempre a una hora similar para generar habituación. ¿Que un día no se puede? No pasa nada. Pero con esta metodología, los niños sabrán cuándo tardan menos en hacer las tareas adecuadamente y les resultará menos costoso

Otra cosa que me parece de real importancia es la lectura de libros narrativos. La lectura de un libro no se puede vender como una obligación con frases como "tienes que leer para aprender vocabulario", "tienes que leer porque cuando llegue el curso que viene ya verás", etc. Los libros son cuentos escritos y a todos los niños le gustan los cuentos. Se le puede decir al niño de ir a la biblioteca o a una tienda a que elija el libro que más le guste. Se puede aprovechar para hacer una compra conjunta y así, tanto papá o mamá como su niño/a, elegirán sus libros favoritos y cada uno se llevará el suyo a casa. Recordad que los adultos somos el ejemplo que siguen los niños y recordad también que nosotros fuimos pequeños. Si juntamos nuestro conocimiento de adulto y a la vez empatizamos con ellos, encontraremos ese sentido común que nos dice qué debemos hacer para un crecimiento positivo.

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