"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

miércoles, 28 de octubre de 2015

Primera y única oportunidad



La colaboración de esta semana de nuestra psicóloga especialista en recursos humanos, Maite Gómez,  nos interesa a todos y a todas. ¿Sabéis qué es aconsejabe decir y qué no decir en una entrevista de trabajo? Podéis averiguarlo leyendo este post o viendo el video que se encuentra más abajo, donde Maite Gómez nos lo explica cara a cara.


"Si es importante saber cómo ir vestido a una entrevista de trabajo, es más importante todavía saber los errores comunes que cometemos. ¡Atentos!

Como ya comenté, desde el momento que recibes la llamada para citarte a una entrevista estás en el proceso de selección; es decir, desde ese primer contacto hasta el día de la cita debes hacer los “deberes” si quieres realmente optar al puesto. Pero no siempre es sencillo.

Lo más común cuando buscamos empleo es que nos inscribamos en varias ofertas de trabajo, y en el momento de esa primera llamada no sepamos de dónde se están interesando por nosotros. Es lo normal y ellos saben que estás en más procesos, no pasa nada si les pides que te den algo más de información para recordarla, pero intenta no decir abiertamente que no sabes de dónde te llaman.

¡Empieza la investigación y entrenamiento! 

¡RECUERDA NO LLEGAR TARDE! Si estás en un atasco o por cualquier motivo vas a llegar tarde o finalmente no vas a acudir a la entrevista, ponte en contacto con la persona que con la que habías quedado para comentarlo.

“¿Qué conoces de nosotros?” Es una de las preguntas con las que se suelen iniciar las entrevistas, por ello ¡debemos estar preparados! Bastará con dedicarle un tiempo a buscar información sobre la empresa y la persona con la que será la entrevista. Sobre todo céntrate en esa información reciente: logros, premios, incorporaciones importantes, nuevos mercados… De este modo demostrarás interés por la empresa, y por tanto por el puesto.

Una vez comenzada la entrevista te preguntarán sobre tu formación y tu trayectoria laboral. En cuanto a la primera, si te preguntan por qué decidiste realizar esos estudios, JAMÁS argumentes que “tus padres te lo dijeron” o que “no te daba la nota”. Has de ser sincero en las entrevistas, pero en este caso cambia el mensaje y da una respuesta como “no lo tenía muy claro al principio pero la verdad es que me ha parecido increíble”.

En cuanto a la trayectoria laboral, por muy desastroso que haya sido algún puesto, jefe o compañeros, BAJO NINGÚN CONCEPTO LOS CRITÍQUES. Antes de ir a la entrevista averigua qué has aprendido con esa experiencia y básate en eso. Si lo que ocurre es que te han despedido, explica tu punto de vista, no serás ni la primera ni la única persona que ha tenido una mala experiencia laboral.

¡Pregunta estrella! FORTALEZAS Y DEBILIDADES, destaca tus fortalezas poniendo ejemplos de tus anteriores experiencias; y en cuanto a tus debilidades, proponlas como áreas de mejora e indica que estás trabajando en ello. Si por ejemplo tienes un nivel bajo de inglés puedes argumentar que si volvieses atrás irías de Erasmus o comenzarías con clases antes, pero como no puedes retroceder estás apuntado en una academia para avanzar (lo ideal es que sea lo cierto).

Quizá tenemos espacios en blanco en el CV por algún motivo, cuando esto ocurra debes aprovechar para demostrar que eres una persona que se preocupa por mejorar. Indica que has aprovechado ese parón para mejorar en algún área o para reconducir tu carrera profesional. ¡Deja claro que has sabido aprovechar el momento!

Y lo más importante de todo, sé sincero y humilde. Quizá, uno de los errores más comunes es preparar tanto la entrevista que nos creemos que sabemos todo y damos una imagen de arrogancia que quizá no se corresponda con nuestra actitud.
Y sólo queda un factor, que aunque muchos lo consideren el más importante, no deja de ser un elemento más que depende de ti:

¡¡SUERTE!!"




miércoles, 21 de octubre de 2015

Abrazos gratis para algunos, fortunas para otros



¿Cuántos de vosotros dais abrazos a los demás? ¿Repartís abrazos de forma generosa o dejáis los abrazos para vuestras relaciones románticas? ¿Os parece demasiado íntimo un abrazo como para regalarlo? ¿Te enseñó eso tu familia con su forma de comportarse?

Hace muy poco me comentaba una paciente que su hija de casi 6 años, tenía la necesidad de mantener el contacto físico con los demás niños y adultos y que esto no era bien recibido por todos los niños. Tras una pequeña conversación, me explicó que se había preguntado alguna vez “¿y si el problema no lo tiene mi hija y el problema está en no querer abrazos?”. ¡Qué alegre me puse al escuchar esa deducción! Una madre, intentando ser objetiva y evaluando la situación había llegado a la conclusión de que quizá lo normal en nuestra sociedad, no es lo más sano.

Ante esta situación, lo mejor es respetar siempre a la otra persona. Si los demás no quieren abrazos, es mejor que no les abraces y que guardes esa necesidad para las personas que sí reciben el abrazo de forma positiva. Pero, dejando el comportamiento actual a un lado, ¿qué ha pasado para que un niño tan pequeño rechace los abrazos?

La forma de relacionarnos con los demás se perpetúa generación tras generación. Unos padres que no fueron criados mediante el contacto físico, difícilmente (no imposible) criarán a sus hijos mediante este tipo de contacto tan importante para la formación del vínculo de apego desde las primeras horas de vida.

Y si es tan importante, ¿por qué está tan extendida la cultura de pocos abrazos? Porque, lejos de todo mensaje como “Abrazos Gratis”, nos encontramos que los abrazos sí cuestan. Tienen un coste psicológico de un tamaño considerable, pues para abrazar y ser abrazados se necesita tener la valentía de mostrar nuestra vulnerabilidad y eso, en una sociedad en la que prima ser el mejor (el más competente, el más asertivo, el más eficiente, el mejor líder…), nos supone un terrible miedo. Además, a este miedo se le suma el miedo a ser rechazados o a ser malinterpretados ante un abrazo.

Un abrazo nos puede generar sensación de seguridad, de protección, de confianza, de fortaleza y de autoestima positiva.



¿Y tú? ¿Das abrazos de forma gratuita o te cuesta una fortuna psicológica?



miércoles, 14 de octubre de 2015

Los tres pilares de la autoestima




La autoestima es un concepto muy trabajado hoy en día pero en el que muchas personas encuentran déficits a varios niveles. Hoy os voy a hablar de los tres pilares que forman la autoestima.







La autoestima es un sentimiento general de valía que nos otorgamos a nosotros mismos. Positiva o Negativa. Y, como consecuencia, nos queremos o no nos queremos.

La autoestima se forma a través de un proceso mediante el cual se interiorizan las opiniones de las personas significativas para nosotros y se utilizan como criterios para nuestra propia conducta. Ej. Soy malo, soy patoso, soy perfecto.

Para que una persona pueda valorarse en lo que es, tiene que haber sentido que le quieren incondicionalmente.


La autoestima tiene tres pilares

1. Amor a uno mismo: Es la acción de querernos por el mero hecho de ser y existir. De los 0 a los 2 años.

2.Visión de uno mismo: Hace referencia a las etiquetas que nos ponen las personas significativas. Se inicia desde los 2 años en adelante y en la adolescencia se revisa lo aprendido hasta el momento.

3. Confianza en uno mismo: A través de las acciones que llevamos a cabo por nosotros mismos.  Fórmula:

Atrevimiento + tolerancia a la frustración + persistencia


El equilibrio de la autoestima

Los tres pilares están relacionados equilibrando la autoestima.

Si me quiero incondionalmente (amor a uno mismo), es probable que crea en mis capacidades (visión de mí mismo) y, por tanto, actúe sin temor al fracaso y logre mi objetivo (confianza en mí mismo).

Si confío en mí mismo superficialmente (confianza) porque no me quiero (amor), me derrumbaré ante un problema.

Si tengo una visión negativa de mí mismo por las etiquetas de los demás, tendré muchas dudas ante una elección o ante la resolución de un problema por mucho que mis actuaciones suelan ser adecuadas (confianza).

Si en mi familia me han sobreprotegido y tengo mucho amor a mí mismo y una visión de mí mismo positivas pero no tengo confianza por no poder practicar con acciones las cosas que aprendo, dudaré sobre mi capacidad de resolución.

 
¿Y vosotros? ¿Qué pilares de la autoestima tenéis más desarrollados y en cuáles os hace falta trabajar?