El Presidente de la Sociedad Protectora de Animales
de Medellín, Anibal Vallejo Rendón, escribió un artículo donde explicaba que hace
160 millones de años se desarrollaron las aves, los perros y los gatos mientras
que el ser humano no surgió de los primates hasta hace cinco millones de años
aproximadamente. Sabiendo esto, es normal que los humanos no puedan vivir sin
los animales o sin las plantas. Además, las personas que tienen una mascota
padecen menos estrés y tienen la tensión más baja que los que no tienen.
Incluso el mero hecho de observar pasivamente a los animales puede llegar a
reducir la tensión, el miedo y la depresión.
¿Por qué son tan importantes los
animales en nuestra vida y en especial en la de los niños y adolescentes? Porque los animales de compañía se
comportan de manera equilibrada, alegre, sensible, atenta y cariñosa y porque
fomentan el desarrollo de la responsabilidad y la autonomía. Además, para los
adolescentes pueden suponer una figura de comprensión familiar en
contraposición al distanciamiento que experimentan con sus figuras paternas,
actuando como estabilizadores del ánimo. Si han tenido un mal día en clase,
saben que su mascota vendrá a saludarle nada más llegar a casa. Si se ha
peleado con algún/a amigo/a o le han hecho una broma pesada, podrá olvidarlo
jugando con ella. Si están tristes, pueden pensar en anécdotas divertidas animal-dueño
o contárselo puesto que ayuda a la verbalización y nunca juzga.
¿Qué nos pasa cuando nuestro animal
de compañía fallece? Psicólogos
de la Universidad de Nuevo México (EEUU) afirman que las personas
experimentamos la muerte, pérdida o robo de un animal con la misma intensidad
que la muerte de una persona pudiendo llegar a seis o más meses de dolor por la
pérdida, en ocasiones, traumática.
Cuando un
ser querido muere, es totalmente comprensible sentir tristeza, expresar dolor y
esperar que los amigos y familiares comprendan la situación generando una red
de apoyo. Por tanto, puesto que los animales de compañía también son seres
queridos, ¿Por qué debería ser diferente?
El vínculo creado entre la persona y
el animal se crea,
en la mayoría de los casos, con apoyo,
amor y lealtad. La mascota y su dueño forman parte de sus vidas mutuamente.
Las mascotas siempre están presentes en los momentos de las personas, tanto
buenos como malos. Y es en este último grupo de momentos en los que algunas
personas desaparecen pero el animal siempre se queda fortaleciendo aún más el
vínculo. Por la otra parte, las personas que deciden tener mascotas los cuidan,
los crían, les dan de comer, satisfacen sus necesidades fisiológicas básicas y
las no tan básicas (juegan, duermen juntos, ven la televisión, se hablan, se
abrazan…).
Por
desgracia, la pérdida de una mascota y
su consiguiente dolor no es algo socialmente aceptado al 100%. Hay personas
que juzgan estos sentimientos opinando que el dolor es inapropiado. ¿Entonces? ¿Qué pasa si me siento triste por la pérdida de un ser querido
diferente a mí? (al fin y al cabo, las mascotas son eso ¿no?).
Lo primero
de todo es permitirnos sentirlo. Permitirnos sentirnos tristes y echarle de
menos, hacer el duelo y expresar esos sentimientos. Es bien sabido que la
palabra ayuda en la sanación. Verbalizar esos sentimientos desahoga y cuando
nos desahogamos el cerebro queda liberado para poder buscar ganas de superarlo.
Para verbalizarlo es aconsejable buscar un interlocutor que nos escuche
activamente y con comprensión. No hay consejos para ciertos temas, no hay
recetas mágicas. Sólo escucha activa. Otra forma de desahogarnos y expresar
estos sentimientos es la de escribir lo que nos pasa y cómo nos sentimos y
luego romperlo o tirarlo ya que volver a
leer esos textos puede conectarnos con el dolor y provocar el efecto contrario.
¿Cómo actuamos con las personas
mayores que sólo tenían la compañía de esa mascota y ya no está? La compañía de los familiares y
amigos es muy importante tanto para acolchar el sentimiento de dolor como para reducir
la situación de compañía constante de la mascota hacia la soledad diaria tras
su muerte. Y repito, no es momento de consejos y de salvaciones, es momento de
acompañar, escuchar y comprender.
¿Cómo explicamos a los niños/as que
su mascota ha muerto?
Con delicadeza, dando las explicaciones necesarias y suficientes para su
desarrollo dependiendo de su edad. No es necesario darle muchas vueltas pero es
del todo contraproducente mentirles. Decirles que su mascota se escapó puede
parecer una estrategia de protección pero eso sólo supondrá que vivan con la
fantasía de que algún día volverá, haciéndole daño durante más tiempo. Que los
adultos expresen lo que sienten puede ayudarles a elaborar sus propios
sentimientos. Es un trámite duro pero es real y, por tanto, es importante que
lo afronten.
Para terminar, hay estudios que demuestran que los niños que tienen animales de compañía son más equilibrados, resistentes y tolerantes que los que no lo tienen y aprenden a relacionarse con mayor eficiencia así como a asumir responsabilidades.
¿Y tú? ¿Tienes una mascota? ¿Cómo te
relacionas con ella? ¿Cómo crees que ha influido en ti?
Completamente de acuerdo! No es equiparable la relación entre humanos a la que se tiene con los animales, simplemente porque es diferente. Pero, en mi opinión, la relación con una mascota puede beneficiarnos emocionalmente mucho más que la que podemos tener con algunos "bípedos".
ResponderEliminarY tanto, Aida. Como bien dices, no es equiparable pero puede llegar a ser muy enriquecedora :)
ResponderEliminarMe alegra verte por aquí ;)
Un besote!