Es bien conocido por todos el amor incondicional que una madre tiene a su hijo. Y si alguien no lo conocía ya se encargan de recordárnoslo mediante charlas, fotos en las redes sociales, y frases hechas como la de “no hay mayor amor que el amor incondicional de una madre”.
Esto es
genial aun ignorando el gran número de familias desestructuradas o con
problemas de relación entre sus miembros que existe en el mundo. No cuestionaré
un hecho tan bonito que se da en la mayoría de familias del planeta. Pero si
algo he de acostumbrarme a ver en esta profesión que he elegido, es el caso de
las primeras familias que comento, las desestructuradas y con problemas de
relación.
Es entonces
cuando veo otro concepto que parece ser que no es tan reconocido o que no se
piensa de forma tan generalizada. ¿Qué hay del amor incondicional de un hijo o
de una hija? Se oye hablar de los hijos tiranos, de los adolescentes que hacen
sufrir a sus padres e incluso de algunos que llegan a las manos y les agreden.
Se oye hablar de niños que no estudian y no aceptan las normas familiares, de
adolescentes que se pasan el día bebiendo en el parque sin pasar por casa y de
jóvenes que no toman precauciones en sus relaciones sexuales dando un susto a
sus padres.
Pero... ¿qué
pasa con el otro porcentaje de hijos? Todos los que sois padres y madres habéis
sido hijos primero, ayudadme a empatizar un poquito con los de ahora. ¿Sabéis
que hay niños que se sienten culpables de que sus padres se divorcien? ¿Sabéis
que se sienten todavía más culpables cuando se quedan con un progenitor y el
otro marcha de casa? ¿Conocéis a alguno de esos adolescentes que no sale de
casa por estar con su madre con depresión? ¿Habéis charlado con alguno de esos
jóvenes que repiten los patrones de su padre para que todo su mundo tenga
sentido? Y otro dato importante… ¿Sabíais que hay hijos que se pasan la vida
consolando a sus padres o protegiéndoles porque no han sido capaces de
enfrentarse al mundo de manera adaptativa?
Me parece
muy enternecedora la idea del amor incondicional de una madre y creo que tiene
unos beneficios más que positivos en la crianza psicológica de sus hijos. Pero
por favor, no nos olvidemos de los hijos de ahora, no necesitan ser padres para
sentir ese amor incondicional.
Todos los hijos quieren a sus madres y creen que son las mejores madres del mundo... pero no: mi madre es la mejor madre del mundo.
ResponderEliminarjajaja madres... menos mal que dentro de poco vivirán su día especial ;)
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