"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

miércoles, 16 de julio de 2014

Sentir me sienta mal

¿Os ha pasado alguna vez en el cine que no habéis querido llorar por vergüenza al “qué dirán” viendo una película de pena y habéis cortado ese sentimiento pensando en otras cosas? ¿Os habéis dicho en más de una ocasión “no me voy a enfadar, no sirve para nada”? Si hacéis un poco de memoria, quizá encontráis bastantes situaciones en las que habéis evitado tener un sentimiento. A esto se le llama disociación o pérdida de contacto.
 
¿Qué es la disociación o pérdida de contacto? Es un estado en el que la persona desconecta como si hibernara su ordenador o, como los adolescentes pueden decir: “estar en la parra”. Esta pérdida de contacto es un mecanismo de defensa que permite a alguien pensar en un acontecimiento que le afectaba bastante y aún así no experimentar ninguna emoción.  Un tipo de disociación leve podría consistir en decirse a sí mismo mientras ve una película de acción o de intriga: “No puede ser que el malo pueda con el protagonista tan pronto. Aún quedan 40 minutos de película”. Sin embargo, una disociación de mayor relevancia suele darse en situaciones de abuso sexual, imaginando que se está en otra parte en el momento del abuso o que es a otra persona, llegando incluso a dudar de si la situación ha pasado en realidad o  se la ha imaginado. También se da pérdida de contacto de esta índole ante padres que son amenazadores, imprevisibles, disocian ellos mismo o utilizan un estilo de comunicación contradictorio.
Pero ¿Qué pasa si no me sirve para nada enfadarme con fulanito porque siempre salgo perdiendo? Esa es una de las creencias erróneas más comunes que tenemos. Quizá, a nivel objetivo, siempre “salgamos perdiendo” pero mostrar nuestras emociones sirve y mucho.
 
¿Para qué sirven nuestras emociones?
·         La felicidad nos da la fuerza necesaria para seguir con el día a día
·         El miedo nos protege de las amenazas
·         El amor nos ayuda a buscar a las personas que queremos tener a nuestro lado
·         La tristeza nos prepara para realizar el duelo
·         La ira nos ayuda a defendernos de los ataques para nuestra supervivencia
 
Entonces… ¿Disociar o perder el contacto es negativo? Como siempre, es algo bueno siempre que tenga una función adaptativa y no resulte negativo para nuestro crecimiento y aprendizaje personal. A veces, el término disociación en psicología se puede entender como algo patológico. Por eso he hecho énfasis en llamarlo “pérdida de contacto”.
La pérdida de contacto es un mecanismo de protección y todos los mecanismos de protección son positivos. A veces pensamos que estos mecanismos son negativos y debemos acabar con ellos pero, pensar así en líneas generales, es como inventar una cura para una enfermedad que padecemos y no dejarnos utilizarla. Además, es de admirar que nosotros mismos, desde tan pequeños, fuéramos capaces de crear un mecanismo de protección cuando las figuras de apego (por lo general) no fueron capaces de proporcionárnoslo. Por tanto, fuimos muy valientes por crear esos escudos aun edades tempranas para protegernos de ambientes negativos y sería poco inteligente por nuestra parte no utilizarlos en nuestra vida.
El problema aparece cuando usamos estos escudos en momentos donde objetivamente no hay peligro, cuando nos impide hacer cosas o cuando influye negativamente en nuestra vida. El adulto que disocia puede desconectar automáticamente y de forma inconsciente de las situaciones que considera amenazantes sin detenerse a pensar si existe o no un peligro real. Esto mantiene a la persona fuera de contacto en muchas situaciones de su vida y, además, ante un posible peligro real no puede protegerse porque no ha desarrollado escudos mejores. No olvidemos que este tipo de mecanismos se suelen desarrollar en edades muy tempranas cuando no sabíamos protegernos mejor. Más tarde, con el paso del tiempo, los problemas suelen ser mayores y si nos anclamos a la disociación, podemos estar defendiéndonos con un escudo poco eficaz.

Por tanto, es sano utilizar la disociación o la pérdida de contacto cuando nos sea necesario (problema real) y no haya un recurso mejor.
 


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