Con la llegada del otoño y, con el cambio de hora, la luz del sol
bastante reducida en el tiempo, nuestro ánimo se resiente y podemos notarnos
más melancólicos, apáticos o decaídos. Uno de los motivos por los que esto sucede es por el aumento
de secreción de melatonina en nuestro cuerpo. Cuando nuestra retina capta luz
solar, nuestro organismo deja de secretar melatonina mientras que, en ausencia
de luz, nuestro cuerpo se dedica a secretar esta hormona que produce
somnolencia y relajación pudiendo notar cansancio y apatía. Esta es una de las
causas de que en los países como Noruega, donde la luz del día es bastante más
escasa, la tasa de suicidios es una de las más altas.
Pero ¿Qué pasa si la tristeza que notamos se
hace cada vez más fuerte? ¿Si se mantiene meses y meses? ¿Si empieza a condicionar nuestra vida
negativamente? Conviene diferenciar la tristeza de la
depresión.
La depresión es algo más que estar
tristes. A la
tristeza se le suman sentimientos de irritabilidad y ansiedad. La persona con
depresión experimenta un cansancio continuo y excesivo, empieza a tener menos
ganas de comer, no duerme bien y cada vez tiene menos ganas de mantener
relaciones sexuales. El mundo se convierte en una amenaza, tiende a ver el lado
negativo de las cosas, no entiende su día a día y puede parecerle absurdo vivir
así, vivir en él.
¿Por qué sucesos se puede dar la
depresión?
1. Por un cambio grande en la vida que rompe nuestros esquemas (desde la
muerte de un ser querido hasta el nacimiento de un hijo).
2.
Por
un cambio en nuestra forma de vivir
el día a día (cambiar de trabajo a otra ciudad, cambiar de casa a otra zona
donde no es posible seguir con las rutinas que antes se seguía…)
3.
Por
un aumento de sucesos que nos producen
aversión ya sea por la cantidad o por la forma (un trabajo que nos exprime,
una carrera que sólo nos da tiempo para estudiar…)
4.
Por
una disminución de cosas positivas
ya sean terrenales (quedar con los amigos o practicar un hobby) o simbólicas
(una persona que deja de creer en Dios).
¿Por qué se mantiene este sentimiento
de tristeza?
La pérdida de cosas positivas en el día a día
(hacer cosas que les gustan) les hace tener pensamientos, sensaciones y
emociones negativas, lo que les produce
un dolor emocional. Este dolor emocional es incompatible con la motivación,
las ganas de aprender y de hacer cosas nuevas, de ponerse en marcha. Acaba con
las fuerzas para hacer cualquier cosa, lo
que les lleva a una inercia donde dejan
de hacer actividades ya sean obligatorias o voluntarias. Esta inercia les hace perder las cosas
positivas que les quedaban (dejan de hacer cosas que les gustan, dejan de
llamar a sus amigos, no salen si les llaman para quedar…), produciéndoles más
dolor emocional y manteniendo la inercia
de un ciclo vicioso negativo. Una depresión es más severa cuantas más
actividades placenteras y obligatorias ha dejado de hacer.
Una de las
diferencias entre la depresión y la tristeza es la capacidad de cortar el ciclo
en alguno de estos puntos.
Dos aspectos muy importantes en el
mantenimiento de la depresión son los pensamientos negativos y la incapacidad
para hacer actividades.
La tristeza les hace sentir cosas
como “me encuentro fatal”, “he dormido mal”, “no estoy de humor”. Por lo que, si les llaman para salir o les proponen hacer algo experimentan pensamientos como “tendría
que ducharme, arreglarme, ir hasta allí…” “no me apetece” “demasiado coste”, “total
para qué”. Estos pensamientos generan ansiedad de modo que sus siguientes
pensamientos pueden ser “no disfrutaré de la película” o “me preguntará y le tendré que contar cómo estoy”, lo que les
generará más ansiedad. De esta forma, acabarán
respondiendo a sus amigos “No gracias. No me apetece”, lo que les producirá
un alivio a corto plazo por no tener que realizar esa actividad pero de esta manera se mantiene la inercia
y, por tanto, la depresión.
Espero que
las personas que lean esta entrada encuentren más fácil decir que se sienten
tristes sin necesidad de acudir a las frases de moda como “estoy deprimida” o “tengo
depresión”. Si, por el contrario, alguna persona se ha sentido identificada
con lo que he escrito, que no dude en pedir ayuda profesional. Pedir ayuda
ya supone romper la inercia. El mero
hecho de pedir ayuda es un gran paso para la recuperación.