La semana
pasada os hablé de seis de los doce mandatos que los Goulding propusieron tras
sus investigaciones. Si queréis saber qué son los mandatos y los otros seis que
no tratamos aquí, pinchad aquí.
No seas un niño: Este tipo de mandato lo comunican
padres que se sienten amenazados por un niño o porque a ellos nos les dejaron
ser niños. Esto puede verse en aquellas personas que, por motivos culturales y
del país, empezaron a trabajar muy pronto y tomar responsabilidades antes de su
mayoría de edad. Ejemplos de este mandato son frases como “ya eres muy mayor
para jugar a esas cosas”, “lo niños mayores no lloran”, “eres el hermano mayor
y debes cuidar de tu hermano”. En estos casos, los niños deben crecer
rápidamente y, cuando llegan a la adultez pueden presentar problemas para
conectar con su “Yo Niño”, reír, jugar, contactar con otros niños y disfrutar
dejando a un lado sus responsabilidades por un momento…
No crezcas: Este mandato es contrario al
anterior. Lo pueden transmitir los padres por miedo a que se emancipen sus
hijos, por miedo a sentir que ya no son útiles o por dependencia de los padres.
¿Qué consecuencias puede tener seguir este mandato? Podría mostrarse en adultos
que no quieren asumir responsabilidades e incluso se comportan como lo hacían
en la adolescencia.
No pertenezcas: ¿Habéis tenido la sensación alguna
vez de que no pertenecéis a ningún grupo? Este mensaje pueden transmitirlo los
padres que hablan de sus hijos como niños diferentes, niños difíciles, tímidos
e inseguros. Es el resultado de las etiquetas. Si nuestros padres nos dicen
durante toda la vida que somos de una determinada manera, para que nuestro
esquema de vida tenga sentido nos comportaremos tal y como han dicho que somos.
No sientas: En algunas familias, mostrar los
sentimientos es síntoma de debilidad y deben ocultarse o ignorarlas.
Históricamente, las mujeres han escuchado que no deben sentir la ira, no deben
enfadarse. Por otra parte, los hombres “no lloran”. En estos casos, los adultos
que han crecido bajo este mandato tienen dificultades para expresar sus
emociones y para sentirlas, sumando un poco de caos a su estado emocional.
No pienses, no pienses sobre un tema,
no pienses si no es como yo pienso: ¿Conocéis a personas adultas que menosprecian la forma de
pensar de los demás porque sólo la suya es la correcta? ¿Conocéis a alguien que
se lo transmita a sus hijos? Posiblemente, estas personas bloqueen la capacidad
de pensar de sus hijos puesto que nunca les dejan ejercitarla. En la vida
adulta, estos niños que no han podido pensar pueden ignorar sus problemas sin
buscar soluciones porque con su razonamiento infantil dedujeron que pensar es
malo. Así pueden ser incapaces de analizar una situación y tomar una decisión.
No estés bien, no estés sano: Este último mandato puede mostrarse
en forma de enfermedad física y/o psicológica. En cuanto a la forma física,
suele mostrarse cuando el niño dice estar enfermo para conseguir la atención de
sus padres y cuando los padres dicen en su presencia frases como “es que
siempre está malo”, “no es muy fuerte”, “siempre le pasa algo”, etc. A nivel
psicológico, los niños pueden mostrar un comportamiento inadecuado o extraño
para recibir la atención de sus padres aunque se trate de una atención de
carácter negativo.
Y estos son los
últimos seis tipos de mandatos. Si todavía no conocéis el AT (Análisis
Transaccional) os recomiendo que le echéis un vistazo a las siguientes entradas
que hice en el blog:
-
Definición
de AT: http://homeostasiss.blogspot.com.es/2014/03/que-es-el-analisis-transaccional.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario