"Todos los días la gente se arregla el cabello,
¿Por qué no el corazón?"

miércoles, 20 de mayo de 2015

¿Cómo ayudo a mi hijo con los deberes en Primaria?

 
A partir de los 6 años de edad, los niños y niñas comienzan a llevar tareas para casa de forma continuada. Ya no se trata de hacer dos fichas como les ocurría en Educación Infantil. En tan solo un año, su vida ha dado un gran cambio. Ahora tienen ejercicios de lengua, matemáticas, conocimiento del medio, inglés…
Con respecto a la cantidad de ejercicios y deberes que los niños de Primaria llevan a casa, no haré mucho hincapié puesto que, en este link que os dejo a continuación, un padre y profesor razona por qué la cantidad de deberes en Primaria es totalmente desorbitada.
 
Pero, ¿Qué podemos hacer los padres, pedagogos y educadores mientras que los niños siguen trayendo deberes a casa? Lo primero de todo es priorizar de forma empática. ¿Qué significa eso? Que es necesario terminar los deberes antes de ponerse a jugar pero también necesitan descansar un rato cuando vuelven del colegio. Es conveniente que descansen un rato al llegar a casa y luego se pongan a hacer todos los deberes.
Mientras que están trabajando, necesitan un clima de silencio que les permita concentrarse. Siempre se habla de lo que no debe hacer un niño durante sus tareas pero, ¿qué pasa con su entorno? ¿Qué debemos hacer los adultos? No se trata de condicionar toda una vida familiar pero, a ser posible, debemos intentar no hacer actividades que supongan mucha estimulación auditiva o visual como ver la televisión en la misma habitación, hablar por teléfono, escuchar música… No podemos pedirles que trabajen en silencio, sin ver la tv y sin música si nosotros hacemos todo eso durante su tiempo de trabajo.
Si el niño o la niña es capaz de trabajar concentrado/a sin el acompañamiento de un adulto, es aconsejable que los padres no se sienten a su lado aunque sí estén disponibles para cualquier duda. Duda que no debemos responder resolviéndole el ejercicio sino invitándole a pensar cómo hacerlo. Es un proceso más complejo pero realmente más efectivo para la autonomía del menor.
Es muy probable que, ante un problema a la hora de resolver un ejercicio, padres e hijos pierdan la calma. Es lo que comúnmente se conoce como “la confianza da asco”. Si esta situación se da muchas veces, podemos plantearnos si hay otra persona de la casa que pueda ayudar al pequeño a resolver sus dudas. Un familiar más paciente, con un carácter más compatible o, también, las tareas se pueden dividir según las competencias de los padres. Por ejemplo, uno ayuda a las tareas de comprensión y otro a las mecánicas. Esto ayudará a que el momento de hacer los deberes no se convierta en un tiempo de tensión y conflicto familiar.
 
 
Para una mayor organización, es primordial que se acostumbren a apuntar todos los deberes en la agenda y, en caso de olvido, se les ayude las dos o tres primeras veces a solventar el problema preguntándole a otros padres o al tutor o tutora. Pero, si la situación se vuelve habitual, es aconsejable que se les deje asumir las consecuencias de no llevar los deberes hechos. Es importante ayudarles para que sepan que un olvido es algo accidental y no por ello merece una sanción pero también es necesario que entiendan que sus acciones tienen consecuencias.
Otro aspecto que puede ayudar en la organización de los deberes, es escribir a modo de lista un plan de trabajo diario nada más sentarse a trabajar. Por ejemplo:
1º Lengua
2º Matemáticas
3º Inglés
4º ¡A jugar! =)
Una vez terminan cada punto, lo van tachando. De esta forma, empiezan a concentrarse en los deberes con una tarea fácil, les permite saber cuánto les queda, reducen los olvidos y les motiva cada vez que tachan lo que ya han realizado.
 
Aun así, es importante recordar que cada niño es diferente y necesita una atención individualizada. Hay niños que trabajan mejor con los padres al lado, niños que se concentran aun con música y ruido de fondo, etc. Por ello, la coordinación entre los padres y tutores es tan importante. Los niños pasan de estar con su familia a estar en clase y viceversa. La relación padres-tutores permite tener una visión muy completa de las características y necesidades de nuestros hijos.
 
 
 

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