El día a día
nos obliga, en muchas ocasiones, a enfrentarnos a determinados problemas y
solventarlos para seguir adelante. Las dificultades se presentan de todo tipo:
exámenes, planes a los que no sabes si ir o no, elecciones entre dos o más
destinos de viaje, amigos que te hacen daño y no sabes cómo solucionarlo,
parejas con problemas que dudan entre hablar, callarse, dejarlo pasar, romper,
seguir adelante…
Por tanto,
es aconsejable estar preparados y contar con la habilidad suficiente para
resolver esos problemas de la manera más sana y eficaz. Por esto, hoy explicaré
la Técnica de Resolución de Problemas basándome
en las aportaciones de Juan Sevillá
y Carmen Pastor.
La Técnica
de Resolución de Problemas cuenta con los siguientes pasos:
1. Definir el problema
2. Buscar opciones
3. Valorar y decidir
4. Aplicar y revisar
Parece una
tarea obvia y fácilmente aplicable pero, la mayoría de las veces, nuestros
sentimientos se mezclan con el problema y todo se complica bastante más de lo
que parece.
PASO 1: Definir el problema
Para ello,
podemos contestar a las siguientes preguntas:
- ¿Quién tiene el problema?
- ¿En qué consiste el problema?
- ¿Por qué es un problema para mí?
- ¿A qué áreas de mi vida afecta?
- ¿A qué otras personas afecta?
- ¿Desde cuándo tengo este
problema?
Una vez se
han respondido estas preguntas (aconsejo hacerlo todo por escrito), se define
el problema de tal forma que lo entienda alguien desconocido que no sepa nada
de lo que nos preocupa. Un error común en esta fase es definir el problema en
base a dos alternativas únicamente. Ej: “No sé si dejarle o no”. El problema
bien definido sería: “Tengo que decidir qué hacer con mi relación de pareja. El
estado actual no me gusta y creo que cada día nos afecta más a los dos”.
Consiste en
realizar un lluvia de ideas en una lista lo más larga posible pero sin juzgar
ni valorar cada opción (eso será en otro paso). En esta lista, las ideas no
pueden ser abstractas ni imposibles de realizar.
Si se te ocurren pocas opciones,
algunos consejos pueden ser:
o
COMBINAR
algunas opciones de la lista
o
RECORDAR
cómo solucionaste el problema en el pasado
o
IMAGINAR
cómo solucionaría este problema alguien a quien admires (real o ficticio)
NOTA: Si
sólo se te ocurren dos alternativas es porque la definición está mal hecha
Tras hacer
la lista con todas las opciones, se evalúan los pros y los contras de cada
opción, no sólo a nivel personal sino en las demás personas o el mundo. EJ: “Irme
de casa sin avisar a nadie”. Pro: “Me siento libre”. Contras: “No tendría donde
dormir, preocuparía a mis familiares o a mi pareja…”
Vuelvo a
hacer hincapié en no escribir opciones ni valoraciones con pros y contras que
sean abstractos. Ej: No es aconsejable escribir “sentirme bien”. Sería “tener
más tiempo para mí, dormir mejor…”
A veces es
necesario puntuar del 0-10 cada ventaja y desventaja, sumando y viendo el
resultado final. EJ:
PASO 4: Aplicar y revisar
Una vez
escogida la opción, se hace un plan de cómo se va a llevar a cabo (por si se
desecha una buena opción por haberla aplicado mal). ¿Cómo se hace el plan?
Resolviendo a estas preguntas:
1. Qué hacer
2. Cómo
3. Cuándo
Espero que
ahora que ya tenéis los pasos para resolver problemas, los viváis con menos
ansiedad y los obtengáis mejores resultados ;)
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