Como se puede observar, el sujeto experimental prefiere no hacer caso a su forma de pensar para responder como el resto del grupo. Esto es porque, a grandes rasgos, tememos ser diferentes, hacer el ridículo. Nos aterra que puedan pensar mal de nosotros. Pero y esto ¿por qué? Si ni siquiera el chico del video tiene un vínculo con el resto de estudiantes…
Entonces ¿Qué hacemos? ¿Hacemos lo que quieren los demás y estamos en desacuerdo con nosotros mismos con todo lo que eso conlleva? Así nos sentimos normales. Nos sentimos dentro de un grupo.
O ¿Hacemos,
pensamos y sentimos de acuerdo a nuestras creencias y valores pero aterrándonos
por lo que puedan decir y pensar de nosotros constantemente?
Quizá, una
buena opción sería empezar a valorarnos a nosotros mismos tal y como somos o
cambiar aquello que no nos gusta para querernos más todavía y así no necesitar
que nos valoren otros, porque ya lo hacemos nosotros mismos.
Hay un texto de Casilda Rodrigáñez, autora de "El asalto al Hades", que nos viene creo yo como anillo al dedo para complementar este post. Es un poco largo, y también un tanto crítico con la psicología (concretamente con la psicología que se aísla de otros saberes), pero me parece crucial para poner en contexto el concepto de autoestima, que aunque es un concepto necesario para la práctica psicológica (¡que me lo digan a mí!), también es cierto que tiene detrás de sí una historia y un entorno social determinados que es preciso explicitar para entender mejor el conjunto:
ResponderEliminar"Ahora nos dicen que las criaturas humanas son posesivas ‘por naturaleza’, que el afán de poseer es innato. ¡Qué más quisieran! Volvemos a apelar al testimonio de Bartolomé de las Casas, que dejó escrito cómo era la vida humana en aquellas islas del Caribe que en el siglo XV todavía no habían sido absorbidas en la civilización patriarcal; y entre aquello que más sorprendía a sus mentes cita precisamente la ausencia de sentido de posesión de las cosas, el desprendimiento, la hospitalidad incondicional, la generosidad por el mero reconocimiento de la vida humana, el ofrecimiento de cuanto tenían, y la confianza absoluta en la reciprocidad de sus congéneres. Y ahí está la dura tarea que tienen los profesionales de la psicología de apuntalar individuos que no pueden sostenerse en esta sociedad; esfuerzos que han hecho aparecer conceptos como el de ‘auto-estima’ y ‘autoafirmación’, que ya por sí sólos indican la carencia emocional y afectiva que caracteriza las patologías psíquicas. Entonces nos proponen altas dosis de auto-estima para aguantar la falta de estima y la autoafirmación para aguantar la falta de reconocimiento. Autoestima y autoafirmación porque así sin más no tenemos la estima y el reconocimiento propios de nuestra condición de criaturas; toda esta nueva profesión y tarea que cada vez tiene más mercado, nos prueba que ésta no es nuestra sociedad ni nuestro entorno ni nuestro continuum y que nos cuesta mucho sobrevivir en ella."
Un abrazo :D