Si tenemos
en cuenta las horas que los niños y adolescentes pasan en el colegio (horas
lectivas + comedor + actividades extraescolares), nos podemos hacer una idea de
la importancia que adquiere la escuela para los niños y adolescentes una vez
iniciada la escolaridad obligatoria (Primaria). A partir de los 6 años, el
colegio se convierte en un gran punto de referencia, todo esto sin dejar atrás
a los padres, quienes siguen siendo su fuerza moral y su filtro de malas
influencias.
En el
colegio, además de enseñar conocimientos, se les enseña a pensar y a valorar
las cosas (a resolver conflictos, la importancia del esfuerzo, la naturaleza,
las huelgas, la solidaridad, etc.). En esta época, la figura del profesor se
convierte en un modelo a seguir y muchos niños imitan su forma de actuar. Por
tanto, el colegio es mucho más que la enseñanza de conocimientos. Pero ¿cuál es
el papel de los padres?
Algunos
padres consideran que la educación de conocimientos, valores morales,
motivaciones, etc. debe enseñarse en el colegio y no es competencia de la
familia. Por el contrario, a menudo se responsabiliza a los colegios de muchos
problemas sociales: la apatía de los adolescentes, la falta de cultura
ecológica o de interés por el arte, el mundo materialista en el que viven los
menores… Es por esto que llegamos a la conclusión de que el colegio no forma lo
suficiente en estos aspectos. Entonces, ¿esto se aprende en el colegio o en
casa?
La clave de
esta pregunta se encuentra en el equilibrio. Los colegios se encargan de enseñar
unos conocimientos básicos, enseñarles habilidades para potenciar sus
destrezas, transmitirles valores sociales y mejorar la convivencia de los
alumnos. Pero estas funciones se llevan
a cabo como continuidad de la educación dada en cada familia.
Es por esto
por lo que es aconsejable una relación comunicativa entre el profesor y los
padres de cada niño/a o adolescente para comentar la evolución tanto en el aula
como en casa. Pero esta relación no sólo
debe mantenerse ante problemas, sino que la frecuencia de visitas puede ser como
mínimo una vez al trimestre sin necesidad de que el fin sea comentar las notas.
Para los hijos es muy gratificante ver que sus padres sacan un hueco de sus
vidas para hablar con sus profesores.
En el caso
de que surjan conflictos con el colegio, no es aconsejable criticar al centro
delante de los hijos ya que no sirve para resolver el problema, desautoriza a
las personas que lo forman y además puede desmotivarle con respecto a su
futuro. Lo recomendable es hablar con el centro y, en el caso de que sea
necesario, contactar con los superiores (siempre y cuando no se llegue a una
solución con los tutores o jefes de estudio).
Por último y
haciendo referencia a los aspectos puramente académicos, la revisión de las
tareas debe ser motivadora y con total disposición para ayudarles en las dudas
que le vayan surgiendo. A lo largo de los años, nos han enseñado a fijarnos en
los posibles errores para conseguir un resultado perfecto. Pero es importante
no olvidar que se pueden corregir las tareas enfatizando los avances y los
aciertos además de mostrar los aspectos a mejorar.
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